02 marzo 2012

Aspirante a mediocre

El origen de la palabra mediocre vine del latín medicocris (medio, común, intermedio) Ocris significa montaña o peñasco. El que se queda a mitad de la montaña. Ahora se usa de modo despectivo pero qué hay mejor que disfrutar del camino, del paso, sin la palabra cima en la mochila.
Ser mediocre es difícil pues desde bien pequeñito te enseñan que hay que sobresalir (de ahí creo que vienen los coscorrones, de tanto asomar la cabeza) También te enseñan que, pese a que eres feliz en un determinado momento de tu vida, merece la pena el sacrificio de intentar ser mejor de lo que eres. Es decir, que una abeja no esté contenta consigo misma, no sea ella sino que produzca una miel de mejor calidad; es decir: abandona la perfección de la naturalidad y haz lo posible por destacar.
Las oposiciones a mediocre son las más difíciles en la medida que el opositor tiene que oponerse a ser diferente de lo que es. Cuando la imagen es más importante que tu propia realidad, hay que generar un desgaste tremendo para mantenerla y eliminar la imagen para ser lo que uno es requiere mucho atrevimiento, vamos, un par.
Que lo que hagas te defina resulta difícil, es más fácil intentar convencer a los demás que eres lo que dices que eres, no lo que haces. Así, los aspirantes a mediocres, que aspiran a alejarse de las imágenes, a evitar la necesidad de aprobación, de sobresalir… tienen la ardua tarea de ser equilibrados, medios, valientes.
Si la tensas demasiado, la cuerda se rompe, si la aflojas en exceso, no suena la guitarra.
Dirige tu orquesta siempre en armonía, instálate en el medio.