29 abril 2016

Dicen...

Salí del dentista con la boca anestesiada
y me tuve que tragar las palabras.

El padre Arturo al terminar la misa
solía decir:
No vayáis con Dios
que el próximo domingo
os quiero a todos aquí.

Las armas dicen barbaridades
y la vergüenza calla.

Lo más importante que decir
ocurre justo después de compartir
el silencio entre las sábanas.

El perro de la casa
les sorprende haciendo el amor:
¡Guau!

La viejecita Aurora
solía decir:
Mi Antonio me hizo feliz,
cuando por fin se fue con otra
y apareció mi José luís.

El vendimiador después
de la jornada
se reúne con la familia
y el vino habla.

La religión grita en la pobreza
más que en los templos
más que en las rodillas
más que en las palabras.

La orquesta es dirigida
por alguien que lo dice todo
sin decir nada.

Tiene 12 años
Le gusta Laura
Se acerca con rubor:
Ho, la, lau, lau, ra

En los mítines
dicen muchísimas cosas
que no dicen nada.

Cuando habla la vida
las palabras callan.

27 abril 2016

Tanto...

Tenemos tanto que de tanto en tanto nos volvemos tontos.
Tenemos el olor de la tormenta, la enfermedad que te da la pausa, la risa que te pilla desprevenido, el pan, las manos que hacen el pan, la tierra brotando y la luna llena por vaciar.
Tenemos tanto que se nos pasa tantear lo que tenemos y tonteamos con lo que nos falta.
Tenemos el que eligió el despido al peloteo, el sonido de las hojas, Whitman, el anillo de divorcio, otra oportunidad, y otra, Benedetti, la página en blanco, Tchaikovski, las alas del colibrí.
Tenemos tanto que entretanto perdemos tiempo sin saber lo que tenemos.
Tenemos la excepción que no confirma ninguna regla, decir sí, decir no, trabajar juntos, un camino diferente, luces de la ciudad, noches que te desordenan, benditas inseguridades, sorpresas, esa canción, esos abrazos que no esperas.
Tenemos tanto que de tanto en tanto nos volvemos tontos.