21 enero 2008

La primera y última pregunta

Había sido y aún era un empresario muy bien considerado, con una trayectoria llena de éxitos y ahora, a sus 70 años, le están haciendo un gran y merecido homenaje. Antes de dirigirse con estilo (porque hasta para andar tiene estilo como si de Cary Grant se tratase) hacia los micrófonos, recuerda toda su vida. Desde sus inicios aportando el tanto por cien más elevado a oenegés, a proyectos solidarios; sacando a sus hijos adelante con los mejores resultados, superándose, siempre superándose, incluso cuando su mujer murió en un accidente. Recuerda la cantidad de puestos de trabajo que su cadena de empresas han creado. Se da cuenta que ha hecho todo lo que creía de pequeño que podía hacer. El éxito, los sueños... todo cumplido. No había pregunta o misterio alguno que no hubiera solucionado.
Se acerca con cuidado, con elegancia al micrófono y... una angustia enorme, un estremecimiento, un fogonazo que le sacude... ocupa toda su mente. Los periodistas están a la expectativa, las manos de los oyentes preparadas para aplaudir cuando hable.
Se acerca al micrófono y temblando, casi llorando, con un tic nervioso en las manos y en los ojos, ante la mirada atónita del auditorio que ve como se descompone su cara, con sudor, con miedo, dice...
-¿Quién soy yo?


No eres el que pregunta quién eres (Pi)