31 julio 2023

Meditación del día

No eres tu cuerpo ni te define, lo puedes observar, hay alguien que lo observa, así que no te preocupes tanto por algo que no eres. No eres tus pensamientos ni sensaciones, aunque pueden llegar a influirte si te identificas con ellos, pues los puedes observar, hay alguien que los observa. Puedes comprobarlo. Las voces que aparecen en forma de pensamiento, aparecen en la persona que las observa. Esta persona es un ego condicionado por su educación y cultura según donde nazca, por lo que tiene poco de real. Cuando te das cuenta de todo esto, del engaño, puedes descansar en la consciencia, una realidad incondicionada e inmensa donde encontrar paz.

Solo tienes que observar unos minutos al día y preguntarte. ¿A quién surgen estos pensamientos? A mí. ¿Quién es “mí”? El testigo que observa hasta su propio condicionamiento. ¿Quién es el que piensa que soy un fracaso, un inútil?, ¿Puedes encontrar ese yo que está experimentando el fracaso? Es solo un pensamiento ¿Es ese pensamiento realmente una representación completa y precisa de quién soy? Reflexiona. Por supuesto que NO. Es como si una pantalla de cine se olvidara que es una pantalla y se identificara con las imágenes y sonidos que se proyectan en ella. Los pensamientos aparecen y se van. O quizá sea como si te identificaras con el personaje de la película en lugar de darte cuenta de que eres el espectador que está viendo la película.

La identificación ocurre cuando te fusionas completamente con un pensamiento, una emoción o un rol y te percibes a ti mismo como si fueras ese pensamiento, emoción o rol en lugar de la persona que observa. Siéntate diez minutos al día a observar todo lo que aparece en tu mente, sabiendo que no eres todo eso ni te define, sino el testigo de ello. Eres libre, completamente libre, si te das cuenta.



30 julio 2023

Asignaturas pendientes

La educación (social, familiar, institucional, publicitaria…), ese maravilloso sistema que parece diseñado para mantenernos dóciles y obedientes. ¿Asignaturas faltantes? Empecemos por el tan importante "cuestionamiento", esa habilidad peligrosa que podría hacernos pensar por nosotros mismos sin adoctrinamientos. Pero no, no queremos individuos pensantes, es más, uno mismo no quiere abandonar la pasión por sus identificaciones. Pero es uno mismo quién no cuestiona y se divierte siendo esclavo con sus ideologías.

Porque, sinceramente, ser un borrego más en el rebaño es tan cómodo y reconfortante. ¿Quién necesita pensar cuando puedes simplemente seguir ciegamente al líder? Y si alguien intenta sacudir tu conformidad, simplemente niega todo con una sonrisa vacía y sigue rumiando tu pasto mental.

Pero eso no es todo. También necesitamos un buen chute de “autoconocimiento” para entender nuestros demonios internos. ¿Por qué confrontar la realidad cuando podemos ignorar nuestras inseguridades y proyectarlas en los demás? Después de todo, no hay mejor manera de lidiar con nuestros problemas que echándoselos a alguien más, ¿verdad?

Y claro, ¡la intransigencia! ¡Qué virtud tan subestimada! Ser incapaz de considerar otras perspectivas o cambiar de opinión es el camino hacia la evolución intelectual y el progreso social. Mantengamos nuestras mentes cerradas como si fueran bóvedas blindadas, protegiendo nuestra ignorancia con uñas y dientes.

¿Don de gentes? ¿Otra asignatura? ¿Para qué? Solo es necesario si queremos interactuar con otros seres humanos, entender sus puntos de vista y encontrar áreas comunes de entendimiento. Quién necesita eso cuando podemos simplemente gritar más fuerte que los demás y aferrarnos a nuestras creencias como si fueran salvavidas en un mar de ideas diferentes sin ver la uniformidad.

Pero no olvidemos la guinda del pastel: creatividad inteligente. ¡Esa sí que da miedo! Imagina un mundo en el que todos cuestionen, piensen por sí mismos, comprendan sus problemas internos y sean capaces de entender y respetar a los demás. ¡Un desastre total! Pero si añades capacidad para realizar las cosas de una manera diferente, aportando nuevas ideas… Preferimos la mediocridad, la uniformidad y la obediencia, ¿verdad?

Así que, por favor, sigamos criando generaciones de autómatas educados sin la capacidad de pensar críticamente, que solo saben seguir instrucciones y conformarse con lo establecido. Porque, quién sabe, tal vez si dejamos que la educación florezca con métodos sobre autoconocimiento, la crítica social y el pensamiento libre, podríamos hacer surgir con una sociedad realmente inteligente y consciente. Y eso sería un verdadero desastre para los egos aferrados a su propiedad intelectual: los países, las ideologías, la imagen, la identidad y los gobiernos.




24 julio 2023

Entre danzas y vuelos

En el vaivén de la vida, no caía en la cuenta de que tanto esfuerzo por alcanzar la felicidad lo alejaba de las danzas tristes, aquellas que esconden en su melancolía la verdadera esencia. Se aferraba con fuerza a todo aquello que le daba status, identidad, sin percatarse de que esa dependencia solo lo convertía en un adicto al tener, dejándolo ciego ante las hermosas sombras que proyectaba la noche.

Evitaba explorar la vida en su totalidad, sumergiéndose en un mundo de comodidades y que lo convertían en un ser huidizo, incapaz de experimentar la dulce angustia que nace de las relaciones humanas. Tanto conservar sus ideas, caducaba su creatividad. Persiguiendo un control absorbente, no encontraba espacio para el caos, aquel caos que es tan necesario para evolucionar. En su afán por atrapar la palabra "feliz", terminó tropezando y cayendo al vacío de su propia rigidez.

Fue entonces, cuando alzó la vista y observó la escena de un viejo gorrión con la pata coja. A pesar de su limitación, el pequeño pájaro buscaba con empeño una miga de pan entre las rendijas del suelo, transmitiendo una inexplicable alegría. En ese instante, se dio cuenta: la vida no se controla, se vive en la entrega al presente, abrazando cada percance y fragilidad.

Descubrió que soltar las cargas innecesarias le permitía volar ligero, en paz consigo mismo. Hoy, abraza el caos y acepta sus contradicciones permitiéndose cambiar. Porque, al fin y al cabo, lo que es, es lo que es, y qué bien se está fluyendo, sin resistencias, en paz.



23 julio 2023

¡Y tú más!

Ya están aquí, las elecciones generales. Ese increíble teatro político que nos brinda la oportunidad de elegir entre dos tendencias igualmente deslumbrantes. Como si tuviéramos que decidir entre ser atropellados por un tráiler o pisoteados por un rinoceronte.

Esos seres iluminados, los líderes, que nos guían a un futuro prometedor e inundan con promesas que desprometen, pero da igual, queremos identificarnos, son tan monos. Si me prometen un unicornio de colores en cada jardín, por mí, lo acepto ¡Cuánto talento desprenden!

Y qué decir de la campaña electoral previa. Nos regalan pancartas, pins, cogen nuestros niños en brazos, sonríen, juegan con los desfavorecidos a algún deporte y nos dan palmadas en la espalda. ¡Qué emoción por Dios! Todo lo que necesito para decidirme formalmente sobre quién dirigirá el país, ese gran invento.

Por último, hasta salen en la tele haciendo como que están enfadados entre ellos. Es tan divertido. Es un constante ¡Y tú más! Para que puedan entender los menores de edad el debate.

Los políticos vienen y van, los problemas son los mismos con palabras diferentes, cada año más bonitas; los políticos juegan al sillón y el ciudadano a levantarse. Pero qué maravilloso espectáculo nos ofrecen.

¡Y tú más!

La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos. (Louis Dumur )



21 julio 2023

Descontrolando

Cuanto más intentaba controlar la situación, más se enredaba en las cuerdas del destino.  Parecía atrapado en una telenovela absurda, donde él mismo era el showman principal, el director y la acción desenfrenada, todo a la vez. La vida parecía una obra de teatro, pero insistía en ser las luces brillantes también.  

Cuanto más atado se sentía, más buscaba la felicidad. Cuanto más buscaba la felicidad, más se decepcionaba. Cuanto más se decepcionaba, más intentaba controlar y el controlado por el control era él. La paradoja era que, mientras trataba de dirigir su vida, era él quien estaba siendo dirigido por esta obsesión por el control.

Hasta que un día se dio cuenta de una verdad incómoda: tenía miedo de enfrentarse a la realidad tal como era. Le daba pavor el hecho de que la vida no bailara al son que él marcaba ¿Controlar el universo? Ni de broma. No lo podía controlar ni podía pretender que todo saliera como él quisiera.

Comprendió que había que aceptar la incertidumbre y fluir, como un gato que persigue un ratón que no se deprime ni se cree el peor gato del mundo si no lo atrapa; va a por otro.

Así pues, decidió soltar las cadenas del control, abrazar los desafíos y celebrar cada logro, por muy pequeño e inesperado que fuera. Entendió que no hay botón de pausa para la vida, pero no por ello se iba a quedar sentado viendo pasar los capítulos de su existencia.

No podía controlarlo todo, pero sí podía vivir auténticamente, sin perseguir el fantasma de la felicidad impuesta y utópica.

No podemos controlar el río, pero podemos aprender a nadar en él.



19 julio 2023

Conversando con Nietzsche

Volvían a ser elecciones, ese momento en que todos los demás parecían idiotas si no votaban como tú (incluidos familiares) Uno mismo, en cambio, era la encarnación de la inteligencia suprema en sus elecciones. La época que la abstención beneficia a uno u otro según hablabas con uno o mira por donde, con el otro. … me aburro.

Carmelo iba al monte porque le relajaba y aprovechaba para limpiar la basura dejada por turistas, recoger hierbas medicinales y arrancar de raíz esos malditos matorrales. Además, se hacía cargo de plantar árboles; una promesa que hizo con su mujer antes de que ella fuera enterrada junto a su árbol favorito. Mientras las palabras huecas y ofertas electorales florecían por doquier, Carmelo salió a plantar un nuevo árbol. Desde la cumbre, contempló la ciudad a lo lejos y desde la cima, observó un paisaje desolado, sin árboles y mucho asfalto. Allí en la cima empezó a entablar una conversación con su perro, Nietzsche.

Dicho perro, era apátrida, en cuanto pasaba una frontera, no se sentía un perro más francés o más español o más italiano, era un caso rarísimo, pero se quedaba tan campante y no le hacía ilusión alguna saber que estaba en una patria u otra, echaba su meada en las fronteras, correteaba un poco y entraba en armonía con los árboles "Y tú, ¿qué opinas, Nietzsche?", Inquirió Carmelo a su acompañante canino. “¡Grrr!” Fue su respuesta. Recuerdo una frase tuya insistió Carmelo: “Un político divide a las personas en dos grupos: en primer lugar, instrumentos; en segundo, enemigos”

“¿Qué te parece?” “Guau”, le contestó Nietsche. Aunque los políticos no necesiten que nadie los divida, son lo suficientemente sectarios como para eso.

Qué mierda de mundo, pensó Carmelo mientras plantaba aquel árbol y reflexionaba sobre el cambio climático olvidado por el cambio político. Pero al menos, en su rincón de la montaña, él y su perro apátrida podían sentirse libres y en armonía con la naturaleza. Él solo quería seguir plantando árboles y vivir en paz con Nietzsche a su lado, el único compañero que parecía entender lo jodida y, a la vez hermosa, que podía ser la vida, más allá de palabras, de árbol en árbol, sembrando el oxígeno que no hace distinción de quién lo respira.




17 julio 2023

Sociedad uniforme

En este contexto asfixiante, en este teatro hipócrita donde el aplauso ciego y la conformidad son moneda de cambio, mantener una ética se vuelve un acto de resistencia; ¡Imagina el caos que se desataría si una simple pieza del engranaje social se negara a aplaudir en un mitin político! Las alarmas se encenderían. Algo estaría terriblemente mal: alguien que no se identifica. ¡Alerta, peligro!

Mantener la autenticidad es una declaración valiente de que somos dueños de nuestras acciones, de que nuestras decisiones no son moldeadas por el dictado de la masa. Nadar sin ceder a las presiones externas se convierte en una lucha contra la uniformidad asfixiante que nos rodea.

¡Qué magnífico invento hemos creado! La izquierda y la derecha, diseñadas para brindarnos la ilusión de pertenencia mientras olvidamos que la realidad radica en nuestras acciones, no en las palabras que pronunciamos o en las etiquetas que abrazamos. Lo que es, es lo que es, no lo que dices que es (hablar es tan fácil, tan me lo creo aunque no lo haga...)

En este juego de máscaras, aquellos que se atreven a resistir, a no ponerse la máscara, se convierten en una amenaza para el sistema. La propia sociedad te incita a que te identifiques como pecado mortal irrebatible no hacerlo. Oye, pero tú… de quién eres, en qué crees, con quién te identificas. ¡Y parece que tienes que hacerlo para tener identidad!

Hemos construido un mundo donde la disconformidad es erradicada, donde la mera existencia de un individuo independiente es una afrenta al status quo. En este panorama, mantener una ética intacta es un desafío agotador. Pero es precisamente ese desafío el que nos define como seres humanos, capaces de trascender los límites de la la conformidad.

Se nos empuja constantemente a adaptarnos y a encajar en moldes preestablecidos, en ideales superficiales que nos dictan cómo debemos ser y actuar. Somos piezas de una máquina bien engranada para no salirnos de nuestra función de autómatas obedientes, vagones que jamás deben salirse del raíl. Nos bombardean con información, nos impulsan a estar hiperconectados al dictamen de la moda y nos convierten en adictos a la validación externa. Somos presa fácil de los juicios y las expectativas ajenas, perdiendo así nuestra autonomía y libertad.

En este baile de máscaras, donde las palabras vacías y las etiquetas reinan, recordemos que nuestras acciones hablan más alto que cualquier discurso. La persona que somos está escondida tras el personaje. Solo cuando dejemos de ser títeres manipulados por hilos de la moda, la política y la identidad, podremos reclamar nuestra verdadera autonomía y liberarnos de las cadenas de la uniformidad y la manipulación.

Advertencia: Este texto es una obra de ficción y ha sido creado con fines literarios. Cualquier referencia a personas, poderes establecidos o situaciones reales es mera coincidencia... o no.



13 julio 2023

Iluminando el camino

Diez años en busca de su autoestima, buscando culpables y excusas por cada decepción, acudiendo a retiros, cursos, ponencias e incluso el típico viaje a la India en busca de lo que no se ha perdido. Diez años, nada más y nada menos. Permitiendo el menosprecio, pero no el de los demás, no nos engañemos; cuando te desprecian un par de veces, la tercera ya es autodesprecio, o es que un leopardo que se echa la siesta en un árbol permite que un mono venga a tocarle los huevos. ¿Quién eres tú? ¿Por qué esa falta de respeto a uno mismo?

Diez años buscando reconocimiento, entornos favorables, aprobación y validación. ¿Acaso no se daba cuenta de que el mundo no le debía una mierda? Nadie tiene la obligación de reconocerle, de validarle ¿Para cuándo mandar al carajo la dependencia de la mirada ajena y empezar a vivir desde su propia coherencia en contacto con la realidad?

Diez años en busca de su autoestima, viajando, leyendo, acudiendo incluso a gurús… para darse cuenta finalmente que un pez no intenta volar, un águila no intenta ser otra cosa que un águila y el sol no intenta apagarse. ¿por qué carajo intentaba ser alguien más? 

La persona solo necesita vivir sin evitar la realidad, sin ser adicta a la supervisión ajena ni a lo que dicta la sociedad.

Diez años en busca de algo que no se había perdido, sino que, de tanto aferrarse a las excusas, prefería no encontrar. A veces da miedo ser fuerte, conectar con la realidad, porque la persona que se esconde ya se ha identificado demasiado tiempo con la trampa.

Pero ahora es el momento de mostrarse, de renacer con la fuerza de un oso que sale de su letargo. Es la hora. La hora de enfrentarse al miedo desde una perspectiva auténtica y en contacto con la realidad, sea la que sea.

El mayor descubrimiento no se encuentra en ninguna charla, retiro o libro inspirador, está dentro de uno si está dispuesto a dejar de ser adicto a la dependencia de la aprobación social. Hay luz incluso en la oscuridad si uno es la propia antorcha. 


12 julio 2023

Amores callejeros

Cada jueves, puntual como un reloj averiado, acudía a su encuentro a las cuatro y diez, llevando consigo un inusual obsequio hacia esa casa echa de cartones, sonrisas y momentos. El regalo, un ramo de rosas confeccionado a partir de cables desechados y abandonados en las entrañas de la basura urbana, era su modesta muestra de afecto hacia ella. No obstante, como era habitual, las críticas no tardaban en llegar.

Ella, con su mirada impasible y su voz cargada de desdén, no dejaba pasar por alto ninguna imperfección. Siempre encontraba un cable faltante por aquí, un pedazo de tela por allá. Insistía en que el ramo no despedía el suficiente aroma a cable. Pero Don Pablo, vestido con su peculiar atuendo compuesto por pantalón de chándal, americana y bombín, se afanaba en confeccionar el ramo más hermoso jamás contemplado.

Un día, sin embargo, la fortuna pareció sonreírle. Sus ojos se toparon con un conjunto de auténticas rosas, pero sabía que se iban a marchitar y anhelaba algo eterno para su querida mujer. Fue entonces cuando una idea trascendental surgió en su mente, y así, en lugar de trenzar los cables, decidió regalarle su electricidad.




11 julio 2023

TEMPESTADES

Un pequeño barco perdido en altamar se adentró en las fauces de una terrible tormenta. El miedo tomó la nave al abordaje cuando las gigantes olas y el aullido del viento se abalanzaron sobre ella. El vaivén del barco hacía temer lo peor. Los marineros, esclavos del miedo, se aferraron a sus creencias y supersticiones, abandonando todas sus tareas para enfocar sus energías en buscar una solución.

Algunos comenzaron a rezar desesperados, mientras otros realizaban sus rituales para paralizar la tormenta y un par de ellos, simplemente lloraban acurrucados en un recodo del barco. Sin embargo, la tormenta no mostraba indicios de ceder. Se miraban unos a otros llenos de inquietud y empezaron a culparse mutuamente, ya sea por la elección del rumbo o por no haberse abastecido adecuadamente en tierra firme, encontrando excusas interminables para evadir responsabilidades. La tensión aumentaba, intercambiando acusaciones buscando culpables, pero la tormenta continuaba su furia despiadada.

En un último intento, uno de los marineros recordó que a veces funcionaba cambiar el enfoque y pensar o recitar frases o mantras positivos en voz alta para atraer suerte y disipar el miedo. Sin embargo, para su desesperación y sorpresa, la tormenta solo se intensificaba más con cada palabra optimista que pronunciaban.

Fue entonces cuando, en medio del caos y el terror, alguien se percató de algo asombroso a la vez que ridículo: ¡el timón del barco había sido abandonado! Mientras dedicaban todas sus energías a rezar, culparse y buscar soluciones milagrosas, habían dejado de lado, la herramienta principal para guiarlos y luchar contra la tempestad.

Se dieron cuenta de que, aunque la fe, la responsabilidad y las palabras positivas, podrían ser importantes para ellos, debían ir acompañadas de trabajo y tesón. Comprendieron que teniendo el timón de su propio destino y dirigiendo el rumbo, podrían superar o no la adversidad, pero seguro, que navegaban enfrentando mejor el miedo.

Cogiendo el timón y trabajando juntos una vez más, se enfrentaron a las implacables embestidas del mar enfurecido. Cada vaivén era un recordatorio de los esfuerzos necesarios que tenían que intentar para redirigir su destino. Cuando la tormenta amainó, entendieron que debían que mantenerse firmes en medio del temporal sin abandonar ni olvidar la valía que tenemos si no nos dejamos influir por el grupo, el caos y la adversidad. El pensamiento tiene el poder de dramatizarlo todo, pero nosotros manejamos el timón de la mente centrándonos en lo que toca, sea lo sea, pase lo que pase en este momento. No te olvides de tu fuerza y quién la dirige, no son los demás ni las circunstancias; conecta con la persona que eres, la que lleva el timón.


 


07 julio 2023

Conversaciones consigo misma

 Ella estaba inmersa en una profunda contemplación, absorbida por el panorama que emanaba una pintura maravillosa, llena de libertad. Era un rincón donde encontraba paz, los colores que su corazón ansiaba y la esperanza que perseguía incansablemente.

 

De repente, se acercó una abuela de cabello violáceo, luciendo un gorro que albergaba un extravagante nido de pájaros; encorvada por el peso de la experiencia, con mirada afilada y vistiendo un aspecto desaliñado, pero con una extraña porte de reina.

 

"¿Qué contemplas en esta obra, joven?", preguntó con una voz que parecía haberse detenido en los últimos treinta años.

 

"¿A qué te refieres?", respondió ella, intrigada.

 

"Me refiero a lo que buscas", contestó la anciana.

 

Ella pensó que una persona de aspecto tan extravagante, con un nido de pájaros en la cabeza, no podía estar en plenas facultades, pero decidió seguirle el juego.

 

"Bueno, como cualquier persona, busco más libertad, esperanza..."

 

"¿Y cuál es tu excusa?", interrumpió la anciana.

 

"No entiendo a qué te refieres", respondió ella confundida.

 

"La respuesta no está en la obra", insistió la anciana.

 

"Ya veo. ¿Me dirás ahora que lo llevo dentro de mí o algo por el estilo...?" replicó con un tono irónico.

 

"No, no, para nada. Está aquí", contestó la anciana mientras señalaba el nido de pájaros de su sombrero.

 

Después de varios intentos de tratar de explicarle a la anciana que tenía prisa y pensar en cómo podría ayudarla, la anciana la interrumpió una vez más.

 

"Observa el nido, está vacío. Cuando está lleno, la cabeza está llena y busca liberarse. Aquellos que intentan liberarse son los verdaderos prisioneros y se encarcelan aún más. Más allá de la pintura no hay nada, lo que buscas se encuentra en el vuelo. Aquellos que tienen alas y no vuelan experimentan insatisfacción y pereza."

 

"¿Y cómo sabes lo que busco si ni siquiera me conoces?", dudó ella, nuevamente sorprendida por el modo de hablar de la anciana.

 

"Porque yo soy la joven que contemplaba esta obra mientras la vida pasaba delante de mis narices. El problema era que solo aceptaba los momentos cómodos y escapaba de los difíciles con innumerables excusas. Hasta que un día, un gorrión se posó en mi ventana y me hizo soñar con volar como él. Se lanzó al vuelo y un gavilán desplegó sus garras, arrebatándole la vida en pleno auge, pero... al menos voló, aunque solo fuera por unos segundos."

 

"Entiendo... uhmmm", murmuró ella, sumida en sus pensamientos. "Pero no es tan fácil."

 

"¿De qué tienes miedo?", preguntó la anciana.

 

"De perder el control", admitió ella.

 

"Jamás tendrás el control ni la seguridad... Imagina qué maravilla es eso. No necesito preocuparme por el control porque sé que nunca lo tendré. Un problema menos. Si deseas algo, ve por ello, aunque no lo consigas, seguramente aprenderás algo en el proceso. ¿Hasta cuándo seguirás esperando? La esperanza te mantiene atrapada en un estado de espera. Sigue tu camino con determinación y cree en ti misma, una y otra vez. Sin excusas, no te conviertas en lo que los demás esperan de ti."

 

"¿Quién eres?", preguntó ella, asombrada.

 

“Soy el eco de tus esperanzas, la voz que quería ser gritada… Y tú eres la pintora de tu propia realidad, la que se da cuenta, el momento eterno que ya estás viviendo si dejas de mirar más allá de aquí.

 

“Pero… ¿Quién eres en realidad?”

 

"Ya lo sabes", reveló la anciana con un destello de sabiduría en sus ojos.



03 julio 2023

Levanta la cabeza

En medio de un páramo, donde reina la aridez y la descomposición, se alza una imponente rosa. No importa que esté rodeada de mierda, su belleza resplandece retando el entorno. Asímismo, si arrojas un diamante al vertedero, sigue siendo un diamante desafiando la putrefacción.

Entonces, si lo que te rodea te agarra del cuello y acorrala ¿Por qué ibas a dejar de ser tú? Eres más que las circunstancias que te rodean. Incluso cuando la vasija se quiebra el barro sigue siendo barro. ¿A tí qué te importa el contexto? No dejes que determine tu destino. Juega con lo que te toca, aprovecha la oportunidad y ¡Vive plenamente! No camines con la mirada baja, pues solo verás el suelo.

Eres tu guía, la brújula que te indica el norte, tu propio maestro. Por ello también pedirás ayuda cuando lo necesites, pues un buen maestro se deja enseñar. Abandona las cadenas del conformismo, los seguidismos, la política y las imitaciones.

¡Despierta! Levanta la cabeza a la realidad que te rodea. Rechaza la complacencia y las limitaciones autoimpuestas. Que tu voz resuene como el eco inquebrantable de una llama que se niega a ser apagada. ¡Sal de ti mismo!


Cabalgando hacia la esencia

Si no te sale de las entrañas, de lo más profundo del corazón, no es. Tienes que caer varias veces, sumergirte en el lodazal para averiguar el arte de resurgir y descifrar los secretos que se ocultan en el fango y la adversidad. La compañía es esencial y para eso debes primero cabalgar solo sin que el caballo tome las riendas. Es la mente la que debe ser domada para desatar la fortaleza interior que habita en tu espíritu. Un alma libre ni huye ni se deja encarcelar, sino que se eleva por encima de las limitaciones impuestas. Escucha bien… ¿Cómo encerrar la voluntad, las ganas o el tiempo? El valor nace del acto de hacerlo a pesar del miedo, de enfrentar los peligros y desafíos, de saber que soy la misma vida en este momento.

No te defraudes, sabes perfectamente quién eres y cuál es tu propósito; se trata de empezar ahora en todo momento. Esto hará que no vivas en una justificación constante; cuanto más persigas la aprobación de los demás, menos la tendrás y menos autenticidad encontrarás en tu esencia. No es bueno ser esclavo de todo lo que deseas, persigue tus sueños, pero mientras, aprende a valorar y saborear lo que ya tienes.

Cuida ese cuerpo que no eres, no caigas en la estupidez de identificarte con algo efímero. Cuando se funde la bombilla ¿qué le importa a la electricidad? Sabes quién eres si te das cuenta qué no eres.

Olvida las superficiales ideologías, la imagen efímera de tu cuerpo, las poses, los dogmas y los dogmáticos, la aprobación, el cómo quedas… no eres esto. No permitas que te moldeen a su voluntad, despójate del miedo a encajar y sal del molde. Te encuentras más allá, mucho más allá… donde galopas sin esfuerzo. Un tigre no intenta ser un tigre. Ya es.