27 diciembre 2020

Vacunándose

En tiempos de vacunas deberíamos aprovechar y suministrar, ya puestos, la inyección de realidad.

Tiene efectos secundarios, eso sí, que habría que aceptar a cambio de sentirse más libre, que no más feliz. De pronto uno dejaría de ser lo que tiene, se caería el personaje y saldrían a flote los auto-engaños. Las personas verían la mierda como mierda, la soberbia como lo que es y el alpiste que nos echan para manipularnos (creencia en la felicidad duradera exenta de incomodidad) quedaría al descubierto y la revolución sería tal, que el mundo caería como un castillo de naipes.

La vacuna de realidad se guarda bajo siete llaves:

La llave de las necesidades creadas para distraernos

La llave de “dame de lo mío lo primero”

La llave de necesito un líder al que adorar o echar la culpa

La llave de la queja y la excusa

La llave del miedo a ser libre, a ir contracorriente, a no pertenecer…

La llave de “el universo gira alrededor de mí”

La llave que no ves y la puerta que siempre estuvo abierta


13 agosto 2020

Mas... turbación

 

Algunas etimologías llevan la palabra a “perturbar con la mano”

Esta palabra es de lo más interesante pues aparece en casi todos los temas de la vida y ha perturbado en la historia, no la mano (ni lo que toca la mano) sino la mente y las instituciones creadas para censurar el inevitable placer.

En la época moderna empezó a liarlo todo Freud viendo penes en cada objeto punzante o tieso y vaginas en cuevas y agujeros varios. A ver, que es más simple. ¿Por qué algo que todo el mundo entiende se convirtió en algo complicado e incluso incómodo de pronunciar?

Ahora la palabra adquiere nuevas expresiones y la masturbación se convierte en autobombo, competiciones de felicidad varias y adoración al físico (no me refiero a Einstein) como algo que si no lo tienes todo (sobre todo la felicidad) a niveles estratosféricos, puedes turbarte mucho, incluso sin la mano y más si alguien se entera de cuál es tu realidad.

En definitiva, hemos pasado de instituciones que censuraban aquello que les obsesionaba y gustaba, a subliminar la palabra en la imagen personal. Con lo fácil que sería practicar lo natural como natural. Es decir, una piedra es una piedra, el agua está húmeda, las aves suelen tener alas y las personas se pueden turbar con la mano o con lo que les venga en gana, porque la vida es ganas, de lo que quieras, pero sin censurar lo natural.

Hace falta más turbación y menos manipulación. Pero nadie se turba ya por nada, costumbrismo, adoctrinamiento, politiqueo, obediencia. No sé, no sé…

10 julio 2020

Más allá del tablero


He visto un peón de ajedrez herido en el suelo. Supongo que lo habrá arrollado un caballo desbocado, huyendo de “la insoportable levedad del ser” (vaya título se sacó Kundera para la novela)
El compañero del peón se ha quedado firme manteniendo la posición, que eso es lo nos piden, ser complacientes en el modo en que está montado el tablero. Si no quieres que te señalen haz lo que se espera de ti como pieza de ajedrez, no te salgas del guion y, sobre todo, apoya a un líder con el cual te identifiques.
En la novela, Sabina quiere vivir sin pesos ni ataduras. Me pregunto si eso es posible sin salirse del insoportable tablero, de lo esperado y del grupo.
He visto como un peón de ajedrez ha tropezado. Quizá un día nos atrevamos a tropezar más a menudo y nos demos cuenta que las piezas más fuertes tampoco gobiernan. Hay dos jugadores mirando el tablero y la mirada puedes ser tú si percibes cómo está montado el juego.
Al final de la partida, el peón y el rey van a la misma caja (proverbio italiano)


19 mayo 2020

Un poco de luz (aprendiendo del faro)

El faro está lejos, solo y apartado de la comunidad. Por eso es útil.

Ilumina en circunstancias adversas siendo una guía para navegantes, una esperanza real, una sorpresa en el horizonte y una buena señal.

Hay momentos que debemos estar solos y encontrar nuestro faro. Esa luz que no se puede manipular, ese brillo que asusta y que podemos entregar, la fuerza inmensa que escondimos por miedo, esa verdad que no quisimos sacar.

El faro es torre y luz, fuerza e iluminación. Es el momento de despertar.

1) Todo es transitorio como los barcos que buscan el faro. Lo que nos preocupa es el “mientras”. Aprende a vivir con todo (incómodo y cómodo) y establece un compromiso real. Aceptar significa vivir con ello, que no rendirse a ello.

2) Yo dirijo mi mente. Soy el farero. Excepto si dejo que la marejada coja el timón, que es lo que suele pasar. Puedo elegir hacia dónde dirigir la atención. Soy el que elige y no lo elegido, no soy la comida sino el cocinero, no soy lo que pienso sino el que piensa. Asume la dirección de la mente y disfruta de las pequeñas cosas.

3) Agradecer. Si haces una lista de lo que puedes hacer y de lo que tienes en lugar de aquello que ya no puedes hacer o no tienes, quizá, quién sabe, empieces a valorarlo. Tú eliges cómo navegar.

4) Solidaridad. Que no sea una palabra, que no sea una competición de “egos”, que no sea un negocio… Aquello que nace de la luz interna, incondicionada y libre, es solidario. No te eches “faroles” conviértete en el farero. Si iluminas a otros te iluminas a ti como un espejo. ¿Cómo? No hay “cómo”, la solidaridad es reacción y consecuencia. Si la comunidad mejora, tú progresas pues eres comunidad.

5) No controles. A no ser que quieras aumentar la tensión mental. El barco perdido está preparado, pero no controla todo pues, si lo hiciera, no saldría a la mar. Pueden ocurrir tormentas, accidentes y un sinfín de acontecimientos. Si tratas de controlarlos el controlado serás tú, por tu propio miedo, por tu propia mente.

6) Crear. Para que Ulises regrese a Ítaca tiene que pasar por toda una Odisea. Así que hay que agudizar el ingenio pues el viaje es largo hasta que se logre encontrar un faro. La creatividad es la ilusión de la vida; un poema, conversaciones, juegos, diario de viaje, nuevas formas de ayuda… Para instalarse en lo nuevo, hay que dejar espacio en la mente descartando lo que sobra, la moda y automatismos establecidos que me impiden crear.

7) Renuncia. El barco también suelta lastre y muchas veces arria suntuosas velas para equilibrarse. El camino más rápido a la estabilidad mental es darse cuenta de aquellas cosas a las que estoy apegado, me tienen atrapado y no me atrevo a renunciar. Ya sea una adicción, miedos, complejos, personas, etc. Llega un momento en la vida que hay que aprender a renunciar para no renunciar a la vida.

8) Serenidad. Mantener la calma en mitad de la tormenta sin perder el timón… es muy fácil decirlo y lo que nos interesa es que ocurra en realidad. La serenidad llega como consecuencia del autoconocimiento.

El timón es mi atención, el barco la vida y los imprevistos cómodos e incómodos el mar. La serenidad llega cuando comprendo que todo es navegar. Todo se mueve.

Imagen relacionada



12 mayo 2020

Aquellas historias con historia...

Por el lienzo de las calles apenas circulan historias, ni siquiera bocetos, que salgan de la incontrolable necesidad de expresarse, de vivir dos vidas y tres muertes amaneciendo en extrañas camas e imposibles aventuras. Por lo que antes eran escenarios de historias con historia, ahora se viven selfi-aventuras, imitaciones de segunda, tercera y cuarta categoría, ansia de captar el minuto y compartir el ego-momento, niños con la imaginación dentro del plasma, perros pijo-callejeros que no muerden un hueso porque no hay, mascotas con humanos detrás intentando que vivan como personas, ósea: guau; ni siquiera está el hombre del carajillo que te mandaba al carajo.

¿Dónde se fueron los planes sin planificar, los imprevistos sin foto y la moda sin moldes? Los nuevos tiempos dicen, como si el tiempo entendiera de novedades, gilipollas, gente brillante o historias.

Afortunadamente conozco individuos (nunca gente en masa) magníficos; quizá no magníficos, que me recuerda a cuentos rimbombantes aparte de al gran Solimán; puede que individuos auténticos, de esa inteligencia que no hace falta examinar, esos sujetos que no les hacen falta muchos objetos y casi ni predicados, sino que predican con ejemplo y me dan sana envidia e inspiración para poder avanzar hacia esas calles donde pasean; las calles donde conviven prosas, pura poesía, música… y talento. Esa capacidad que no requiere titulación, demostraciones o peloteo.


02 mayo 2020

Despertando al insomnio

Prefiero el insomnio del señor Aurelio que hunde sus manos en la dura tierra, al letargo hipnótico del que aplaude en un mitin. El desvelo del que pone paz sin levantar la voz, al ensueño del que lleva el símbolo de la paz en una camiseta. La vigilia de una madre… cuidando a la hija de una amiga, al aburrimiento del que va comunicando a voz en grito su solidaridad.  El trasnoche de un alcohólico luchando contra sus ganas que el amodorramiento de un grupo de jóvenes detrás de una bandera por la que desvariar. La noche intensa del escritor y el músico componiendo al sonambulismo de la imitación para sentirse correspondido. El sexo pernoctando libre sin censura al reprimido que va juzgando lo que más desea. Los búhos y gatos inquietos y vigilantes a la dormida civilización que contamina sin parar.
En definitiva, prefiero despertar al insomnio que desaparecer durmiendo al son de lo que la sociedad diga que es lo normal.


25 abril 2020

La cultura como terapia



La cultura es comunicación, las bibliotecas patrias multiculturales y la creatividad una auténtica terapia donde poder expresarse. Del culturista al culturalismo, de la manipulación al librepensamiento, de la decadencia cultural al despertar a través del conocimiento. Para SESIONES INDIVIDUALES, Coaching, conferencias, clases, grupos... 670426241-leonardoresano@gmail.com

22 abril 2020

Esclavos y manipulados

Cuando desaparece la apariencia brota lo natural
y todo fluye con fuerza
Cuando necesitas seguridad
aparece la manipulación
y desaparece la conciencia

18 abril 2020

Boceto libre


En la más incómoda oscuridad
La cueva me mira impasible.
El pasado petrificado en roca,
La ausencia más visible.
En la más incómoda penumbra
Dejo de perseguir luces.
La palabra muere,
No hay nada que alumbre…
En la más incómoda soledad
Mostrando la temida verdad
Que espera ser libre

24 marzo 2020

No tengo edad. Soy persona

“Vosotros, jóvenes, estáis escuchando a un hombre viejo, a quien los hombres viejos escuchaban cuando él era joven” (Augusto)
La errónea interpretación de la belleza externa, la sociedad de las prisas y la autoimagen como nuevo Dios, nos ha llevado a ver a las personas mayores (en la cultura occidental) como algo incómodo, que estorba y genera multitud de problemas (a nuestra ego-comodidad)
Que si el virus “afortunadamente” afecta más a las personas mayores, largo etc. Corremos el peligro de normalizar (cada vez más) comentarios como el que he oído: “es una suerte que el virus afecte menos a los jóvenes”
Banalizar la importancia del mayor es infravalorar la propia importancia como persona, teniendo en cuenta que la propia persona va a ser mayor. Lo que hagamos por el sector de población envejecido lo hacemos por nosotros, es de pura lógica.
El tercer lunes de septiembre se celebra en Japón el Keirō No Hi (Día de respeto a los Ancianos) remarcando la importancia de la experiencia de los mayores. 
Para muchos musulmanes es un honor el cuidado de dichas personas por la oportunidad que supone para crecer espiritualmente; y en China hasta hay leyes que promulgan el cuidado de las personas mayores con sanciones de acceso a créditos y barreras en sus actividades económicas si no cumplen la ley de cuidar a los ancianos.
Como persona (y soy persona tenga la edad que tenga) me preocupa la frivolidad con este tema. Me gustaría que, cuando llegue a la jubilación, no se discrimine no solo por raza, género, clase social, incapacidad, etc. sino tampoco por edad. Sutilmente, a veces se hace.
Todos nacemos siendo originales y la mayoría acaban siendo copias, decía Carl Jung; que la copia no sea la moda de ignorar socialmente.

"La tierra es la madre de todas las personas, y todas las personas deben tener derechos iguales en ella" Hin-mah-too-yah-lat-kekht ("Trueno que rueda por la montaña")