21 marzo 2024

El fantástico mundo de las hipocresías

Para empezar, hablemos de la hipocresía más común: no creerse hipócrita. Es como si la sociedad se hubiera convencido de que es la única excepción a la regla. La hipocresía afecta a los demás, uno mismo es inmune por defecto.

Pasemos a las comidas de empresa y celebraciones varias, esos eventos donde las formas son más importantes que la relación real. Todos sonríen, pero en realidad están pensando: "¿Cuánto tiempo debo disimular antes de poder irme?" ¡Y no olvidemos los funerales! Incluso si no tienes ni idea de quién está en el ataúd, debes parecer afligido o serás etiquetado como insensible.

Hablemos de capitalismo y globalización. Al igual que este que escribe, ¿Ves ese teléfono móvil en tu mano? ¿Esa ventana portátil? Ambos son símbolos del capitalismo y la globalización que tanto criticamos. ¿No sería mejor callar mientras le damos buen uso?

También tenemos la libertad de expresión, ese concepto tan fantástico... ¡siempre y cuando estés de acuerdo con lo que se está opinando! ¿Disientes? ¡Prepárate para ser censurado por las mismas personas que difunden la libertad de expresión!

Sigamos con la obligación de manifestar con cara de bobos lo guapos que están esos renacuajos de unos meses susurrándoles tonterías incomprensibles.

Y qué decir de la educación en la competitividad. Ese teatro donde todos somos iguales, pero algunos más iguales que otros. Rivalidad encubierta.

Fomentamos espíritu de equipo mientras recompensamos a los que se ajustan al molde.

La hipocresía está en todas partes. Es como el oxígeno, invisible, pero omnipresente. Así que, la próxima vez que señales con un dedo, asegúrate de que no hay tres apuntándote. 



18 marzo 2024

La calma de no buscar calma

La preocupación se vuelve como un huésped no deseado cuando intentas desesperadamente desterrarla, así como la búsqueda obsesiva de la felicidad solo nos conduce al callejón sin salida de la frustración, porque intentar ser feliz descartando otras emociones es como pretender que un pez viva sin agua.

La verdadera tranquilidad se desvanece cuando la perseguimos con deseo. Es como tratar de mantener la calma en medio de un huracán; algo más propio de héroes mitológicos que de simples mortales

El momento, ese instante de gloria, se evapora cuando intentas capturarlo como si fuera una foto en Instagram. Estar presente en el acto y la emoción te convierte en el observador que siente, pero que puede observar lo que siente. Y la estupidez, sí, la estupidez que se aloja en la mente cuando tratas de conservar la fachada inmaculada del currículum, de la imagen; es como jugar al ajedrez con una paloma: no importa lo bien que juegues, la paloma va a tirar las piezas, ensuciar el tablero y darse por vencedora.

Nunca puedes ser lo que tienes, porque lo que tienes siempre puede cambiar más rápido que las opiniones de un político en tiempos de elecciones. Puedes usarlo, jugar con ello, pero no te identifiques con ello.

Aferrarse a una identidad y no aceptar la realidad es el inicio del sufrimiento. Pretender cambiar lo que jamás cambia y paralizar lo que siempre está cambiando es el camino más rápido para la ansiedad y el desasosiego.



16 marzo 2024

INDOMABLES

Mike deambula por el bosque harto de tantas tonterías que le toca soportar. Si se acerca al rebaño, éste se alborota; después de todo, un rebaño es una congregación de pensamiento uniforme, mientras que Mike va desaliñado como un rebelde sin causa. Jamás se molestó en tener una ideología ni la necesidad de identificarse. Tanto las manadas que habitan bajo el bosque como aquellas que dominan las altas montañas le menosprecian por ello. Su patria es el estiércol, la flor silvestre, un buen bocado, corretear, un buen meneo, vivir a su manera, la vida.

No busca favor a los poderes reinantes del bosque y ni siquiera se identifica con su apellido, linaje o todo lo que ha poseído. Pues Mike, cuando aparece la luna, sabe que no es Mike, su nombre es vida y aúlla libre como si no hubiera amanecer. Bajo los plateados reflejos y sombras que dibuja la luna llena, este lobo comprende su naturaleza salvaje, irreductible a la domesticación. El espíritu libre atrae almas libres, las sombras no existen, solo señalan que hay mucha luz. Es tan abrumador ser libre, incondicionado, desapegado e indómito, que algunos animales llamados humanos, prefieren estar domesticados. Un lobo no es un perro ni un tigre es un gato. 

07 marzo 2024

El viejo Aurelio pela borrajas en el porche mientras la tormenta murmura sus primeros avisos. Sus temblorosas manos, marcadas de cayos y manchas al mérito de la edad, recorren las hojas tiernas sacando finos hilos de verdura que caen al suelo como cuando caía en el ring de boxeo en sus tiempos jóvenes. Solo que ahora percibe mejor los colores, la intensidad, el olor a mojado, el sabor a derrota, el sonido del amor. Con 92 años, Aurelio, percibe menos deterioro de vida y menos decadencia en su mirada. Todo parece estar en armonía, en su lugar adecuado, en su silencio.

Las borrajas caen en el recipiente con agua mientras la tormenta grita fuertemente lanzando sus primeras gotas de vida. Pero Aurelio no se inmuta. Las manos de Aurelio pegaron duro, y la vida también le ha golpeado duro a él.

Sin embargo, en su vejez, no encuentra decadencia, sino una mayor conexión a la esencia misma de la vida. Cada momento lo absorbe con una intensidad renovada, sabiendo que levantarse siempre "valió la alegría", tal como solía decirle su madre. En medio del espacio y el silencio del porche, Aurelio encuentra su refugio, donde todo está en su justo sitio, donde la vida sigue su curso inexorable, y donde él, con cada borraja pelada, se sumerge más profundamente en el eterno fluir de la existencia.


05 marzo 2024

¿Pensamiento propio?

Escoges tus propios pasos o permites que la presión social dictamine tu camino ¿Actúas por cuenta propia o por lo que esperan los demás de ti? ¿Utilizas el pensamiento o te utiliza a ti?

En cada decisión, en cada acontecimiento, existe la oportunidad de ser coherente contigo mismo o sucumbir a las expectativas del entorno. La libertad reside en aceptar las consecuencias de todo lo que ocurre sin evitarlas y en ser conscientes de quién dirige la mente.

No permitas que el ruido exterior apague tu voz interior. Escucha tus ambiciones, persigue tus sueños (o más bien, permite que te alcancen) y vive de acuerdo con tu propia ética. Esa es la naturaleza de la autenticidad. Darse cuenta de si estoy pensando por mí mismo o están pensando por mí. ¿Y quién piensa por mí? El pasado, las ganas de encajar, los miedos o la presión social. Debemos tomar las riendas de nuestras vidas y navegar hacia nuestro propio universo, sin dar demasiadas vueltas ni dejar que otros dicten nuestro rumbo.



22 febrero 2024

IMPULSO

Cogiendo impulso con los pies embarrados. Solo así se percibe la esencia de lo que yace más allá. Un pato mareado sigue siendo un pato, un leopardo herido sigue siendo una fiera, una hormiga sin patas sigue siendo una hormiga. El ser humano se desploma cuando opta por apartarse de la batalla, retirarse, rumiar sus emociones. No existe fuerza más colosal que la que yace en el acto de desprenderse de uno mismo.

Cuidado al querer domar a un lobo, no esquives la tormenta o nunca sabrás qué es la calma. Eres tu único adversario, el pez es el último en enterarse qué es el agua. Lo que te sucede, sí, eso, simplemente te sucede, ahora, ¿qué diablos piensas hacer al respecto? Ahí reside la auténtica energía, en lo que haces con ello.

A veces somos marionetas que se rebelan contra sus hilos, pero.. qué comodidad hallamos en esa sumisión. Eleva la mente, corta esos hilos, nada es seguro, y justo ahí, en ese caos, encontramos la armonía. En el lodazal es donde florece la verdadera sustancia.



10 febrero 2024

Observar sin más

En el exótico reino de Bután, donde la felicidad es tan común (según su constitución) como los taxistas en Nueva York, un loro, decidido a hacer más ruido que un político en campaña, decidió soltar su cháchara como si estuviera en una fiesta de karaoke. Un gavilán no tardó en hacerle un favor a la comunidad al convertir al loro en su cena gourmet del día. La naturaleza, siempre tan eficiente en enseñarnos lecciones sobre el exceso de palabrería.

Cerca de un apacible templo budista, un mono, ansioso por atraer más miradas que una estrella en la alfombra roja, se dedicaba a hacer muecas imitando a los monjes. Sus travesuras no pasaron desapercibidas para el leopardo de las nieves, quien, con la elegancia de un bailarín en un paso perfecto, decidió llevarse al mono para añadir un toque de drama a su almuerzo en lo alto de un árbol cercano.

El sigilo y la paciencia, al final, logran derrotar a la inquietud, el silencio prevalece sobre el parloteo, la aceptación domina sobre la inconsciencia y la observación, sin duda, supera la confusión de confundirse o identificarse con lo observado. La vida, como siempre, nos ofrece su sabiduría paradójica, recordándonos que el caos y la serenidad coexisten en el mismo escenario, esperando pacientemente a que el observador comprenda que nunca será lo observado, aunque sea parte activa del espectáculo. Observar sin más, sin interpretar, la realidad tal cual es no tal cual somos, pues entonces filtraremos la realidad con la observación de todo nuestro pasado, perdiéndonos en lo virtual.



Navegando pese a...

El señor Gudrun, de nariz afilada y 85 años tallados por el tiempo, llevaba un terminal diagnóstico dentro de su cuerpo, pero en su mente, era un guerrero indomable. Removía su barca por los sinuosos fiordos, evocando los días en que él y su amigo Olaf jugaban a desafiar las costas inglesas, emulando a Ragnar y Erik. El frío era intenso, pero ya no tenía dominio sobre su piel curtida por batallas pasadas.

Su embarcación surcaba la bruma de la fría mañana, capitaneada por un marinero cuyo cuerpo había envejecido, pero cuya mente seguía tan aguda como el filo de una espada. En ese viaje, el timón era manejado por la mente, guiando los recuerdos de una vida llena de aventuras. Gudrun rememoraba cómo, junto a Olaf, buscaban el legendario martillo de Thor en los meandros de los ríos, y cómo visitaban a Astrid e Ingrid al otro lado de la orilla, exhibiendo su destreza como guerreros en busca del Valhalla, aunque lo que más ansiaban era el primer beso.

Cuando regresaba a puerto, Gudrun, con sus ojos inquietos y la misma chispa de juventud que había conservado, se encontraba con que ahora tenía 20 años menos. Mañana, sin falta, volvería a lanzarse a las aguas, pues para él, la vida era un constante navegar, un desafío contra el viento, las mareas, la enfermedad y cualquier sorpresa que el destino pudiera depararle. Después de todo, un barco no está destinado a quedarse anclado en el puerto; su esencia reside en surcar los mares de la existencia, aceptando y desafiando cada obstáculo que se presente en su camino.