No tiene ganas de amanecer;
oscurece las calles por donde pasa
y arrastra un saco de recuerdos
con el que pasar la soledad.
Se mueve a ritmo se jazz
y huye del psiquiatra
con el alcohol;
pero hoy ha bebido un trago
de presente.
Ha encontrado en el camino
de sombras a un niño
con mirada llorosa
Eh, por qué lloras…
Está sin padres y también huye,
pero del hospicio.
A él se le murió el hijo,
al niño se le murió la niñez.
Mira, luciérnagas, cojamos alguna.
Se van de la mano, iluminando
el presente, sin cargas
con un traje de luciérnagas.