Liberarse de la rutina, de la
moda y sus modales, la tradición que ata y los comentarios de la vecina.
Liberarse de doña exigencia y don perfecto, hacer el amor sin pensamiento,
deshacer tanto hacer y tanta pose bien cumplida. Liberarse de uno mismo, tanto
mí y tanto ego, qué tal me veis, ¿lo he hecho bien?, ensimismado con tus ensimismiedos.
Liberarse de la imitación, las plantillas y comparaciones, liberar esa creación
que no entiende de prohibiciones. Liberarse del aburrimiento, de la mentira que
muestras, de las muestras, ¡Muéstrate al completo! Liberarse del almendro
florido, atreverse a equivocarse, hacer lo que te da miedo, eres tu jefe, tu
líder, tu maestro. Liberarse de la palabra libertad y sentirla con los hechos,
soltar y soltar y soltar, toda dependencia que te aleja de tus sueños.
Liberarse de verdad es darse
cuenta de lo que te tiene preso.