Ya de mayores, como su madre, volarán de forma natural, sin vergüenza alguna a hacerlo bien o mal, cantarán cuando les venga en gana sin hacer concursos ni comparaciones y morirán, por supuesto; dejarán su cuerpo cansado cuando ya no pueda aguantar el impulso vital. ¿Qué es ese impulso? ¿Dónde está?
Esas preguntas poco importan, la vida no hay que entenderla sino exprimirla como un limón sin preocuparse de dónde viene o a dónde va.
Esas preguntas poco importan, la vida no hay que entenderla sino exprimirla como un limón sin preocuparse de dónde viene o a dónde va.
No somos el cuerpo que vaga por la vida ni nuestro trabajo, país, ideas, pensamientos, apellido... somos el impulso vital, eso es claro.
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