Mete cualquier emoción en la lavadora del pensamiento, razónala, dale vueltas, centrifuga y saldrá arrugada. La emoción no se piensa, lo que se piensa se alarga en el tiempo. Lo que resiste acaba rompiéndose, lo que controlas te controla, de lo que huyes te persigue.
La realidad no se piensa, se vive, relacionándote, colaborando, moviendo el cuerpo, probando, siendo útil, de todos los verbos elige el gerundio, hablando, tocando, queriendo, queriéndote, con un par, levantándote, saliendo de casa, escuchando a los pájaros, contando historias, jugando, atendiendo, aceptando el placer y también aquellas cosas que no se pueden cambiar; empieza nuevos hábitos, no me digas que no tienes tiempo; tú eliges, nadie por ti lo hará.…
Con un poco de ese azúcar… las farmacias se echarían a temblar.
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