14 noviembre 2018

Censurando

Entre las censuras de la supuesta izquierda y la supuesta derecha (para mí no son reales estos términos, de ahí “supuesta”) no vamos a poder decir un cagüen… ni ver películas donde salga un personaje machista (del que aprender a no serlo) o algún tipo de violencia, ni leer novelas donde se digan tacos o se insulte a cualquier Dios de cualquier religión, ni escuchar a Wagner, en prácticamente todos los conciertos, jamás (porque era racista) ni Rigoletto de Verdi (La donna è mobile) ni decir en conferencias “a todos nos pasa” sin decir a la velocidad del rayo “y también a todas” ni poder expresar que las banderas te la… ni… ni…
En fin, que al final solo vamos a poder ver o interpretar a los Tres Cerditos, Heidi, Tarzán y el Patio de mi casa… aunque tampoco por el tema inmobiliario de las casitas, el bullying de la señorita Rotenmeier, un tío blanco en la selva como el héroe en África y la palabra “agachaditos” que puede fomentar poca autoestima en los niños.
¿Qué se puede escribir, componer o crear libremente que los señores políticos de las supuestas izquierdas y derechas permitan? Que nos hagan una lista por si acaso o que digan claramente que está prohibida la libre-expresión y la creatividad. Es otro modo de tener callada a la gente (y van por ahí los tiros, perdón por la palabra violenta “tiros”) alentar un miedo a expresarse no vaya a ser que digamos algo políticamente (nunca mejor dicho) incorrecto, nada guay o que no encaje.
La censura ha vuelto y ahora es global.


No hay comentarios: