25 noviembre 2008

El instante de la vida

Que paren un momento esa guerra, cierren un minuto los periódicos, se corte el tráfico. Que haya pausa en ese beso, saquen el champán y no amanezca. Que no tiren todavía ese penalti, no atraviese el corredor la meta y que el reloj se detenga…

¡Ya nace! ¡Ya nace!




2 comentarios:

jeromo dijo...

Tic tac, tic tac, tic, tac. Tic, tac. Tic.., tac. Tic....tac. Tic.....tac. Tic.......tac. Tic..........tac. Tic...............tac. Tic....................tac. Tic............................tac.Tic...

Oooooooooooooooh.

Anónimo dijo...

Quizá lo que siento significa reconocer que todo ha sido una empresa sin sentido, y me encuentro como un niño abandonado en total desorientación. Amar es triste. Miro y no veo nada, camino y no siento mis huellas, me falta valor para exprexarme y exponerme a peligros no imaginados todavía. Convencido de que las paredes oyen, las calles ven y los arboles tienen brazos que se enroscan en mi cuello. No hay un sólo lugar donde esconderme porque, incluso entonces, existiría un entendimiento total entre todos para destruirme. Deseo huir para librarme del tormento de los días, siendo consciente que no consigo nada con la fuga. Pero hay un martillo en mi cerebro clavando clavos de muerte y siento como me invade esa extraña debilidad que acompaña a los condenados