Se encontraban en el cementerio con trajes festivos, tal y como dijo la abuela en sus últimas palabras. Los dos nietos llevaban panderetas. Aún así, las lágrimas no se podían disimular ni tampoco la pena. Las últimas palabras del sacerdote se las llevaba el viento y mientras el ataúd por fin tocaba fondo...
Un grito doloroso, enorme, rompió el fúnebre silencio, el llanto era intenso. Todas las miradas se dirigieron hacia ella y ella… acababa de romper aguas.
7 comentarios:
A mi madre le sucedió algo muy parecido. El día en que mi bis-abuelo Anastasio se fué,... vine yo. Nací un 4 de febrero, hacía mucho frío y mi madre caminó largo tiempo sobre la nieve que había en las aceras de la ciudad. Calzaba una zapatillas finas y con poca suela, por la prisa al salir de casa. Por fin le hicieron un hueco en el hospital y pude nacer.
Anastasio era el padre de mi abuela paterna y, según cuentan, una persona buena y amable. Mi madre siempre le recuerda con cariño y yo siempre he pensado que parte su alma vino a mi. El sabía que yo estaba cerquita y no dejó que yo viniese hasta tenerlo todo preparado y poder estar así con nosotros.
Cuando alguién se va, es su momento de descansar, pero algo de esa persona siempre queda entre nosotros. Tan cierto como la vida. Hay que estar atento y abrir los ojos para verlo.
RaKeL
"La muerte física del hombre es idéntica al abandono del capullo de seda por la mariposa...Morir significa, simplemente, mudarse a una casa más bella."
Que historia más bonita, Raquel, un beso.
David
No hay tiempo para la muerte cuando uno es vida. La muerte se lleva lo que acumulamos, solo eso y todos estamos conectados como está bonita conexión con Anastasio.
Lo que uno hace afecta a todos.
El camino del gusano a la mariposa es es el camino sin meta, un darse cuenta de las alas.
Tengo la ligera impresión de que la muerte es la nada y ahí se queda todo, para el muerto, claro.
Ni se lleva, ni se trae, aparece porque desaparece la vida, pero hasta ahí. ¿O, es que hay más allá?. ¿O es que es algo parecido a lo que se dice en una canción de Víctor Manuel “dónde van los besos que no se dan?”…, quizá al chip de alguna neurona cerebral,.
No creas, Leonardo, que no es una putada que te venga el dolor por duplicado y casi en medio de la nada.
David ¡ánimo!, que ya queda menos.
Perdonad mi falta, tal vez, de sensibilidad; al menos hoy.
Un saludo.
Importa poco si hay vida después de la muerte, lo que importa es si hay vida antes de la muerte dada la forma de vida que llevamos.
Todo lo que no se puede crear ni destruir no muere, eso es todo.
La putada no es el dolor, jeromo, la putada es la putada. El dolor es una realidad, la desgracia otra, la euforia otra, la alegría otra... todas registradas por el cerebro e interpretadas por él según cómo hemos sido educados, según el condicionamiento de cada cual. Y con ese condicionamiento miramos la vida y no vemos más que lo que nos han educado a ver.
No se trata de sensibilidad, jeromo, lo que es es lo que es, duela, agrade, aburra o entusiasme. No hay mas que el hecho, lo demás son interpretaciones y símbolos que los humanos inventan para huir del hecho, de la vida.
¿Si hay vida después de la muerte? Para el cerebro y el cuerpo desde luego que no. ¿Pero hay vida después de la muerte? Esta pregunta la hace el cerebro. ¿Entonces hay algo más allá del cerebro que hace esta pregunta? La pregunta tiene su propia profundidad.
La frase no es mia, Jeromo, por supuesto, es de Elisabeth Kübler-Ross, que lleva toda la vida estudiando el proceso de la muerte, y habla simbólicamente.
Para mí, si la muerte es la nada, la vida no tiene sentido, sería esencialmente injusta; nosotros no tenemos las mismas oportunidades que un niño etíope que muere de hambre en plena infancia.
Y claro, está el tema de la existencia o no de una parte espiritual ( más allá del cerebro, de la mente )en el ser humano, que pudiera no estar sujeta a las leyes del espacio-tiempo.
"La vida es un regalo, el mundo un disparate" ( Javier Bergia )
David
Que hay vida antes que la muerte, es incuestionable, una es consecuencia de la otra, si no ¿lo estaríamos contando?.
¿Se puede crear un pensamiento, una idea,,,?, ¿se pueden destruir?, supongo que sí. Claro que cuando transmito lo abstracto, lo irreal, estoy dando algo que poseo, producto de mi educación, condicionantes externos, y de mi propia creación, motivada o no, interna, y que de paso retengo, como propio; es algo creado y compartido; pero cuando esto no va más allá, y los poseedores mueren, se podría decir que lo creado muere. En fin, que me lío.
De todas formas, me resisto a pensar que no podamos quitarnos el corsé formado, exclusivamente, por los condicionantes que nos rodean.
Sin duda Elisabeth K. habla de una vida futura, quizá no le falte razón, como a la mayoría. Y más aún, la otra vida, mejor que la presente, etc. Pero mira David, creo que la vida tiene todo el sentido de ser, porque lo encierra en sí misma, con independencia o no de la muerte. Por otro lado estoy contigo en que existen muchas y grandes injusticias en el mundo, de las que somos sus creadores, pero el mundo es una gozada, aunque J. Bergia tenga mucha razón si se refiere a que lo estamos deshumanizando y desnaturalizando.
Publicar un comentario