Ya de niño le dijeron que se adaptara y con los años observó cuidadosamente el mundo para adaptarse: en la escuela había que esconder los sueños a riesgo de ser un vago, había que parecerse a un montón de gente, las ideas propias eran inapropiadas y las evaluaciones de los que encerraban los sueños eran la puerta de la adaptación.
De adolescente observó que entre decir y hacer lo que dices estaba aparentar, que era algo muy bueno para adaptarse, fingir alegría también era imprescindible para el objetivo así como intentar que nunca, nunca se enteren los demás si te sale algo mal.
Después vinieron las instituciones, era fundamental la identificación apoyando la política, el país, la creencia o no creencia y pertenecer a un grupo en el que sentirte identificado, la identificación parecía ser cosa seria para adaptarse.
Más adelante observó la paz, que el mejor medio para obtenerla era haciendo guerras, miró de cerca el dinero y las huchas llamadas bancos que eran imprescindibles para perderlo poco a poco garantizando así una especie de seguridad y observó que era de muy adaptados encerrar el amor de numerosas maneras y trucos para poseerlo mejor.
Vio, en definitiva, que el mundo estaba enfermo y no quería contagiarse así que se convirtió en un gran inadaptado.
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