El momento en que el bebé agarra
el pezón, un león apunto de clavar sus garras a una cebra que iba de romería
con sus amigas, cuando coges la mano del moribundo en su último sueño, el
concurso de música de los insectos en una noche de verano, cuando una mujer se
sube el tirante a su hombro descubierto, el momento en que empieza a salpicar la
sidra en el vaso, el olor justo antes de las primeras gotas de tormenta, el instante
en que el anillo de divorcio sale del dedo, la cara del director justo antes
del primer movimiento de batuta, acaban de apagar las luces en el cine, las
caras de los niños manchadas de la tarta del cumpleaños, las dudas del
sacerdote con su celibato, el tiempo después del orgasmo aún abrazados, las
fotografías que hacen los relámpagos, acaban de encender las luces de la
ciudad, un gatito escapa del contenedor de basura, una ambulancia estresada
pasa a toda velocidad, el último beso mientras la persiana del bar empieza a
bajar, cuando te quitas las zapatillas tras una larga caminata, la última mirada
desde la ventanilla del tren, el teatro que te negaste a interpretar; fotografías
de situaciones, de instantes de vida que se viven y enseñan siempre que no
escapes de la vida o te pongas a juzgar.
30 mayo 2014
27 mayo 2014
Ganas de escribir
Aquí estoy, sin ocurrencias, sin
infinitos ni promesas. Estiro los brazos y las ideas no estiran de mí, bostezo,
tengo un té en la mesa y ninguna idea en la cabeza. Podría escribir sobre las
farolas tristes que miran el suelo o la eternidad del minuto de dos amantes que
se encuentran; sobre las cosas que callamos, las imprescindibles mentiras o
historias sin historia de princesas.
Pero aquí estoy, sin ocurrencias.
Entra un rayo de sol cargado de sorpresas por la ventana y observo como los
geranios aplauden la escena. Geranio me recuerda a Don Genaro, el señor que
colecciona recuerdos mientras se toma un carajillo y manda al carajo las promesas que cumplir. Podría escribir sobre el destino que te empeñas en eludir, el
mendigo que pide ilusiones en aquella acera, la princesa Ginebra que provoca
una ulcera en el estómago de Luis o quizá sobre la bendita soledad cuando te
llevas bien con tu “mí”
Pero aquí estoy, sin ocurrencias,
sin infinitos… y con muchas ganas de escribir.
16 mayo 2014
Los personajes se rebelan
El Capitán Trueno tiene miedo de
las tormentas y es que son muchos años dando el callo, espada en mano, luchando
porque Sigrid cobrara como todos los hombres cuando dirige su oficina. Esas
oficinas donde molestan las Valquirias y se prefieren Barbies o Nancis sin afán
de protesta.
Mambrú todavía no ha vuelto de la
guerra ni sabemos cuándo volverá. Qué dolor ver niños de la edad de Zipi y Zape
con armas por diferencias étnicas, qué dolor que Heidi se quede sin infancia
por la ideología, qué pena que Marco no encuentre a su madre por la religión…
Carpanta sigue pasando hambre
vitalicio mientras los vitalicios diputados pasan a su lado sin renunciar a
tales privilegios ni como ejemplo ni como vergüenza.
Los hijos de los Picapiedra no
pueden acceder a la Universidad pues a Vilma el banco le cerró la puerta.
El Santo Jonás por fin pierde la
paciencia y sale de la barriga de Moby Dick para señalar lo que pasará si nadie
reacciona y desaparecen no solo las ballenas.
El Libro de la Selva deja de
editarse por falta de árboles y flores donde la Abeja Maya pueda revolotear.
Wendy manda a paseo a todo Peter
Pan que se le aparezca en la vida, harta de aguantar a inmaduros con promesas
que solo cumplen en “nunca jamás”
Popeye pierde fuerza al comer
espinacas importadas transgénicas y Tarzán no encuentra a los elefantes.
Los Tres Cerditos se han quedado
sin casas que construir si es que queda alguna casa que sea de alguien.
Todos ellos y muchos más se han
reunido para tomar medidas y hacer de las tristezas humo como dice la canción.
01 mayo 2014
El blues ya ha cambiado de letra
Ya pasó
Lo saben las sábanas, el viento y tus lágrimas.
El hombre de la guitarra lo sabe,
el blues ya ha cambiado de letra
Ya pasó
El hospital te exilió de sus tierras,
tu cuerpo pide cambios
pues lo que permanece se aquieta.
Ya pasó
¿No ves que estoy paseando contigo?
Mira cómo te saludan esas hojas;
solo hay futuro en tus maletas
Ya pasó
Lo sabe ese intento de sonrisa
tus enfados también lo saben,
hasta tus vestidos y tu coleta.
Ya pasó
¿Por qué preocuparse ahora?
vamos a despojarnos del pasado
y a quitarnos las caretas
Ya pasó
Ahora tienes que saberlo tú.
El hombre de la guitarra lo sabe,
el blues ya ha cambiado de letra
Lo saben las sábanas, el viento y tus lágrimas.
El hombre de la guitarra lo sabe,
el blues ya ha cambiado de letra
Ya pasó
El hospital te exilió de sus tierras,
tu cuerpo pide cambios
pues lo que permanece se aquieta.
Ya pasó
¿No ves que estoy paseando contigo?
Mira cómo te saludan esas hojas;
solo hay futuro en tus maletas
Ya pasó
Lo sabe ese intento de sonrisa
tus enfados también lo saben,
hasta tus vestidos y tu coleta.
Ya pasó
¿Por qué preocuparse ahora?
vamos a despojarnos del pasado
y a quitarnos las caretas
Ya pasó
Ahora tienes que saberlo tú.
El hombre de la guitarra lo sabe,
el blues ya ha cambiado de letra
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