Puedes ser como la torre del
ajedrez, firme y segura, con esa apariencia de sobriedad y contundencia; o como
el rey, protegido y dependiente del resto del tablero mientras disfruta de su
seguridad y privilegio. Puedes ser como el alfil o el caballo y vivir en
diagonal y saltando numerosas batallas. Puedes ser… llegar a ser… y sin embargo
se te olvida que ya eres. Eres el peón. El magnífico peón que conoce que “ya es”
y por ello lucha paso a paso sabedor de que lo que lleva dentro le puede trasladar
al otro lado del tablero donde todo su potencial se liberará desarrollando los
poderes infinitos de la reina. Paso a paso, el peón es el único que puede cambiar
y alcanzar sus sueños, con constancia, sin grandes alardes y la ilusión por
bandera.
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