Tenemos tanto que de tanto en tanto nos volvemos tontos.
Tenemos el olor de la tormenta, la enfermedad que te da la
pausa, la risa que te pilla desprevenido, el pan, las manos que hacen el pan,
la tierra brotando y la luna llena por vaciar.
Tenemos tanto que se nos pasa tantear lo que tenemos y
tonteamos con lo que nos falta.
Tenemos el que eligió el despido al peloteo, el sonido de
las hojas, Whitman, el anillo de divorcio, otra oportunidad, y otra, Benedetti,
la página en blanco, Tchaikovski, las alas del colibrí.
Tenemos tanto que entretanto perdemos tiempo sin saber lo
que tenemos.
Tenemos la excepción que no confirma ninguna regla, decir
sí, decir no, trabajar juntos, un camino diferente, luces de la ciudad, noches
que te desordenan, benditas inseguridades, sorpresas, esa canción, esos abrazos
que no esperas.
Tenemos tanto que de tanto en tanto nos volvemos tontos.
3 comentarios:
... ¡y tanto!
¿Cómo decírtelo?
... ¡Y tanto!
Tenemos tanto, tanto que pasamos por alto que un día no será para tanto,que todo se acabará y que si lo hemos sabido valorar, nos llevaremos lo único importante: el amor, que eso sí es para tanto
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