Para que funcione el amor en
pareja hay que quitar el “para que” No hay objetivo, no hay plan, no hay “somos
uno” aunque sí un nosotros. No se trata de ser “parientes” pues la familia no
se elige. Se trata de navegar en un barco pirata, sin rumbo, al abordaje del
momento presente. El amor en pareja es compartir el amor que sientes por ti
mismo.
Si no hay dudas no es amor pues
las dudas son el hilo con que se teje la relación, un descubrimiento, una
incógnita que te apasiona. Donde no hay respeto hay miedo, mejor déjalo. Si es
por miedo a la soledad quédate solo hasta que lo resuelvas, eso no es amor sino
necesidad. Si vas pensando un “para siempre” mala señal pues se te escapa el
eterno ahora. Si no hay cambios no es amor pues el amor es la vida y la vida es
cambio. Como el agua dulce cuando desemboca en el mar salado hay que mezclarse,
adaptarse y ceder ambos, pues si uno no cede no hay relación sino fango.
El amor en pareja es la suma de
dos libertades o lo que es lo mismo, la experiencia libre de dos personas que
no pueden dejar de encantarse. Es cuando Lady Mariam y Robin no se necesitan
pero algo les dice que paseen por el bosque en un eterno instante.