03 agosto 2018

Nacido para nacer

Entré en los servicios de caballeros (curiosa expresión cuando hoy en día hay mucho hombre pero poco caballero) y escuché unos sollozos desesperados. Nunca lo olvidaré. Habíamos parado de camino a Tierra de Campos, yo tenía 14 años y mis padres me esperaban en la cafetería con mi hermana.
Mientras hacía mis necesidades (por qué se dirá necesidades, esa palabra puede abarcar hasta preparar oposiciones en el WC) en la puerta de al lado seguía el hombre llorando desconsoladamente. Pensé que a mí no me pasaría nunca eso de mayor (dícese un adolescente de 40 o más que hace cosas de mayores como “establecerse”, mentir mejor, creerse que ya es mayor y encajar en la sociedad que miente, se establece y se cree que ya es mayor)
Tenía que tirar de la cadena para que se fueran todos mis pensamientos por el retrete y me daba corte porque me iba a oír y saber que le estaban escuchando llorar de esa manera tan desgarradora.
Hubo una pausa cuando ya salí a los lavabos y entonces abrió la puerta. Se me ocurrió preguntarle con mi timidez de aquella época si se encontraba bien y jamás se me olvidará la respuesta, que anote luego en mi diario, que literalmente fue:
-Mira chaval, un día entenderás que llorar así es estar muy bien. La cabeza necesita expulsar por los ojos las cosas que no le gustan.
Se dio media vuelta y observé que en la chupa de cuero donde caían algunas greñas ya canosas (no sé por qué lo recuerdo con más autenticidad que el rapado lateral que se hacen ahora imitando a actores o millonarios futbolistas)  ponía en su espalda… “Nacido para nacer”
Jamás he visto un mensaje así y menos en una cazadora o cualquier otra prenda. No dije nada pero me dediqué a pensar en la respuesta y el significado del eslogan mientras llegábamos a Boadilla de Rioseco entre girasoles, campos infinitos y el cielo cayendo en la tierra.















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