12 diciembre 2022

El reto de contar algo contando nada

Me mira el reloj y ya son

las seis.

Paseando soledades (no, no, demasiado típico)

borrando mis pasos a cada (uf!, ahora me recuerda a Machado)

Empiezo de nuevo.

Ya son las seis y siete minutos

y la inspiración expira su

aliento lejos de mis palabras (expira su aliento, por favor…).

Estos recurrentes juegos de palabras

hacen avanzar esta cosa

que aspira a poesía.

Hablando de aspirar; recuerdo

cuando hacía colección de palabras

y mi preferida era

lapislázuli.

Decidla en alto para ver (oír) qué bien suena:

lapislázuli.

Las esdrújulas ponían músicas

a las llanas y mentirosas utopías.

Una vez, en un bar al que llevé

mi lápiz (arma de construcción masiva)

observé a una mujer que se ajustaba

la falda dando dos saltitos;

me encantó ese gesto: dos saltitos.

Dos jóvenes se dieron con el codo

tal que así,

observando algo más que su falda.

Había moscas de verano

y moscones de otoño.

La mesa estaba pegadiza

de alcohol reseco;

rastro de momentos y diálogos

anteriores… (la poesía busca la prosa

llegados hasta aquí)

Historias y gestos que no relatan

grandes hazañas;

paisajes urbanos que inspiran

la mejor manera de contar algo

contando……. nada.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho.