Un guitarrista en el corazón de Pamplona susurra notas mágicas desde las cuerdas de su instrumento. Mientras interpreta una versión de "Creep", un paseante se deja llevar y cierra los ojos, sumergiéndose en la envolvente atmósfera de la vieja ciudad. Cuando su inglés alcanza el punto en que dice "No pertenezco aquí", me encuentro observando a las sombras que transitan a mi alrededor, algunas llenas de tensión, otras fingiendo despreocupación y algunas simplemente relajadas.
En medio de ese escenario, surge una pregunta que me invita a reconocer que no pertenezco ni aquí ni allá, sino más bien al propio momento, a la melodía que flota en el aire y a la calle que nos envuelve. Nuestro espíritu se fusiona con la melodía creando una conexión perfecta con el momento, la calle y uno mismo sin tanto "mí"
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