Ni se
te ocurra tomarte en serio lo de vive como si fuera el último día de tu vida ni
la otra gran enseñanza de no meterte en la cama sin haber aprendido algo más.
¿En serio? Si vives la vida como si fuera el último día de tu vida podrás
disfrutar de la adrenalina de un infarto inminente, el hígado protestando y tu
cuenta bancaria sufriendo un colapso nervioso. ¡Qué plan tan estupendo!
Y qué
decir de no meterse en la cama sin haber aprendido algo más. Qué estrés. Imagina
la escena: son las 23:00 PM, estás en la cama sudando frío porque aún no has
aprendido nada ese día. De repente, te das cuenta de que falta menos de una
hora para la medianoche. ¡Pánico total! Corres a buscar frenéticamente un
libro, un video de "cómo hacer malabares con sandías" o cualquier
cosa que parezca remotamente educativa. ¡Nada como el estrés de última hora
para hacer que la noche sea emocionante!
Mejor
vive la vida como te dé la gana. Si quieres embriagarte, adelante, si quieres
aprender algo nuevo, perfecto, pero no te sientas obligado. Así que deja de
buscar la perfección y disfruta de tus placeres cuidando el cuerpo y la mente.
¿Qué tal si aceptamos que no todos los días tienen que ser épicos? Quizás,
disfrutar de la vida sin presiones absurdas y vivir en la realidad aceptando lo
que venga sin identificarse tanto sea la mejor manera de estar.
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