El
ligero vuelo de las hojas rojizas flotando sobre tus pensamientos, el castañero
que olvidó las castañas en la casa de Adela, cortinas de lluvia a través de tu
deseo, este pincel que me retrata con ojos cerrados y esta inspiración huérfana
de odiseas y Homeros.
Entre
la niebla se escucha la berrea y se persiguen los ciervos, aún recuerdo los
arándanos que todavía no he saboreado, cines desolados donde refugiarse y el
crujir de las hojas que caen desde los confines de mi mente.
Las
brujas, afortunadamente, dejan de ser buenas; toma esa cesta que nos vamos de
paseo, la noche es un blues, el blues es un bar, el bar es esa conversación en
el plenilunio rodeada de niebla. Bajo la cama de musgo se ven unas setas, bajo
la cama de la ciudad historias con historia y todo el otoño con ganas de eternidad.
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