A veces es cuestión
de una sola gota. Nada más. Hay que estar atento porque están por todas partes
y pueden marcar todo un destino. Cuando luchas gota a gota sin perseguir el
mar, puede que llegues al río y con él desembocar. Hay gotas de sudor nervioso
y de ejercicio, de sexo y noches largas, de goteros rotos. Está esa gota que
colma el vaso y el vaso que se pide en el bar con gotas que agotan la soledad. En
las mañanas de niebla, te esperan en el coche y te conducen por la ciudad.
Están las gotas de Rocío, de Silvia, de Marcos y de Iván. Cuando la llaman gota
fría, hay que echarse a temblar. Todas tienen la misma esencia, aunque van por
individual, como el ser humano, que no se da cuenta, de que es gota del mismo
mar.
26 agosto 2022
Gotas
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