Ayer contemplé cómo un perro pasaba todo contento con un petirrojo en la
boca y una niña iba gritando detrás ¡No Rambo, suéltalo! Inconsciente de
que Rambo tiene su naturaleza y que, si se ve "acorralado" y "no siente las piernas",
hará lo posible por morder sin fingimientos ni represión.
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