El tipo de los jueves, ese de la esquina de la barra con mirada perdida en el fondo de su vaso, ha venido el viernes. Hay blues sonando dentro y bullicio fuera. El ruido, siempre presente, inunda la vida.
Se habla de ser uno con el universo, alcanzar el silencio, pero el tipo de los jueves se dio cuenta de que hay que revolcarse primero con el ruido, sentir que te golpea. Aceptar el ruido es silencio.
El tipo de los jueves contempla el ruido del viernes, el mismo con otras tonalidades. La gente corre de un lado a otro, buscando apariencias de algo, demostraciones de espiritualidad buscando acallar el ruido. Buscan compañías efímeras para escapar de ese ruido interior que parece reventarles la cabeza. Siempre habrá ruido, la respuesta no está en forzar silencio, en buscar aprobación, en fingir calma…
El tipo de los jueves lo sabe, hay ruido fuera y hay ruido dentro de la mente y no se puede apagar. No necesitas huir del ruido para encontrar silencio. Darse cuenta de ello te convierte en el observador del ruido, del estruendo y solo entonces, cuando no te identificas con el movimiento mental, entras en contacto con la realidad y te enteras de que estás muy vivo desde el silencio donde reposa el ruido.
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