07 julio 2023

Conversaciones consigo misma

 Ella estaba inmersa en una profunda contemplación, absorbida por el panorama que emanaba una pintura maravillosa, llena de libertad. Era un rincón donde encontraba paz, los colores que su corazón ansiaba y la esperanza que perseguía incansablemente.

 

De repente, se acercó una abuela de cabello violáceo, luciendo un gorro que albergaba un extravagante nido de pájaros; encorvada por el peso de la experiencia, con mirada afilada y vistiendo un aspecto desaliñado, pero con una extraña porte de reina.

 

"¿Qué contemplas en esta obra, joven?", preguntó con una voz que parecía haberse detenido en los últimos treinta años.

 

"¿A qué te refieres?", respondió ella, intrigada.

 

"Me refiero a lo que buscas", contestó la anciana.

 

Ella pensó que una persona de aspecto tan extravagante, con un nido de pájaros en la cabeza, no podía estar en plenas facultades, pero decidió seguirle el juego.

 

"Bueno, como cualquier persona, busco más libertad, esperanza..."

 

"¿Y cuál es tu excusa?", interrumpió la anciana.

 

"No entiendo a qué te refieres", respondió ella confundida.

 

"La respuesta no está en la obra", insistió la anciana.

 

"Ya veo. ¿Me dirás ahora que lo llevo dentro de mí o algo por el estilo...?" replicó con un tono irónico.

 

"No, no, para nada. Está aquí", contestó la anciana mientras señalaba el nido de pájaros de su sombrero.

 

Después de varios intentos de tratar de explicarle a la anciana que tenía prisa y pensar en cómo podría ayudarla, la anciana la interrumpió una vez más.

 

"Observa el nido, está vacío. Cuando está lleno, la cabeza está llena y busca liberarse. Aquellos que intentan liberarse son los verdaderos prisioneros y se encarcelan aún más. Más allá de la pintura no hay nada, lo que buscas se encuentra en el vuelo. Aquellos que tienen alas y no vuelan experimentan insatisfacción y pereza."

 

"¿Y cómo sabes lo que busco si ni siquiera me conoces?", dudó ella, nuevamente sorprendida por el modo de hablar de la anciana.

 

"Porque yo soy la joven que contemplaba esta obra mientras la vida pasaba delante de mis narices. El problema era que solo aceptaba los momentos cómodos y escapaba de los difíciles con innumerables excusas. Hasta que un día, un gorrión se posó en mi ventana y me hizo soñar con volar como él. Se lanzó al vuelo y un gavilán desplegó sus garras, arrebatándole la vida en pleno auge, pero... al menos voló, aunque solo fuera por unos segundos."

 

"Entiendo... uhmmm", murmuró ella, sumida en sus pensamientos. "Pero no es tan fácil."

 

"¿De qué tienes miedo?", preguntó la anciana.

 

"De perder el control", admitió ella.

 

"Jamás tendrás el control ni la seguridad... Imagina qué maravilla es eso. No necesito preocuparme por el control porque sé que nunca lo tendré. Un problema menos. Si deseas algo, ve por ello, aunque no lo consigas, seguramente aprenderás algo en el proceso. ¿Hasta cuándo seguirás esperando? La esperanza te mantiene atrapada en un estado de espera. Sigue tu camino con determinación y cree en ti misma, una y otra vez. Sin excusas, no te conviertas en lo que los demás esperan de ti."

 

"¿Quién eres?", preguntó ella, asombrada.

 

“Soy el eco de tus esperanzas, la voz que quería ser gritada… Y tú eres la pintora de tu propia realidad, la que se da cuenta, el momento eterno que ya estás viviendo si dejas de mirar más allá de aquí.

 

“Pero… ¿Quién eres en realidad?”

 

"Ya lo sabes", reveló la anciana con un destello de sabiduría en sus ojos.



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