18 noviembre 2024

SALVAJE

Me gusta el lobo, no hay que ir detrás recogiendo su mierda en bolsitas de plástico biodegradables. Es lo que tiene ser independiente, salvaje. Viene del latín silvaticus (selva) y significa no domesticado, sin correa. Es decir, todo lo contrario que el homo sapiens, también llamado humano, que es totalmente libre… de pensar exactamente lo que le han enseñado a pensar desde niño. La ideología se encarga del resto. De hecho, ahora mismo estamos en la era de la rebeldía programada, ensayada y domada. Hazles creer que son libres, ese es el truco.

También es la época de concursos de solidaridad pública. Altruismo en alta definición, con brillos, filtros y reportajes de cámara. Si un acto generoso cae por un bosque y nadie lo tuitea, ¿existe?

Y ahí están los homocanes (me gusta inventar palabras), perros humanizados que señalan el olvido del lobo, con su melena peinada como si hubiesen salido del spa, listos para una vida de lujo donde el homo sapiens recogerá su mierda. Mientras, en las colinas, un aullido me recuerda que lo salvaje o no domesticado, aún resiste a esta mentira que rueda y rueda. Despierta el lobo que llevas dentro. Desobedece.

Cuídate del hombre que no habla y del perro que no ladra. (Cheyenne)




Equilibrio mental y masa social

La idea de equilibrio mental se ha vinculado tradicionalmente a la adaptación social, una trampa que, en muchos casos, asfixia la individualidad. En Europa, hubo un tiempo en que adaptarse significaba que la mujer no debía estudiar ni acceder al conocimiento, a menos que perteneciera a la realeza o al clero. Si arriesgaban desafiar estas normas, se las calificaba de locas o brujas.

En otras épocas, ser un “adaptado social” implicaba aceptar la inferioridad de ciertas razas o ver la homosexualidad como algo perverso. Quienes cuestionaban estas ideas eran considerados perturbados. También se considera adaptación aprovechar privilegios dentro de la política, la empresa o la banca, con influencias o “enchufes” que condenamos en público, pero aceptamos en privado cuando nos benefician.

Así, cada época va construyendo su concepto de “normalidad”, un molde social que, en aras de la aceptación, desvanece las convicciones personales. Adaptarse se convierte en ceder, en no parecer raro, en rendirse a la influencia de lo “aceptable”. Y cuando lo “normal” nace de la masa, de la ideología, del poder, la religión dogmática o el miedo, comienza la cacería y el debate sobre lo que significa realmente una persona equilibrada.






El ruido de los viernes

El tipo de los jueves, ese de la esquina de la barra con mirada perdida en el fondo de su vaso, ha venido el viernes. Hay blues sonando dentro y bullicio fuera. El ruido, siempre presente, inunda la vida.

Se habla de ser uno con el universo, alcanzar el silencio, pero el tipo de los jueves se dio cuenta de que hay que revolcarse primero con el ruido, sentir que te golpea. Aceptar el ruido es silencio.

El tipo de los jueves contempla el ruido del viernes, el mismo con otras tonalidades. La gente corre de un lado a otro, buscando apariencias de algo, demostraciones de espiritualidad buscando acallar el ruido. Buscan compañías efímeras para escapar de ese ruido interior que parece reventarles la cabeza. Siempre habrá ruido, la respuesta no está en forzar silencio, en buscar aprobación, en fingir calma…

El tipo de los jueves lo sabe, hay ruido fuera y hay ruido dentro de la mente y no se puede apagar. No necesitas huir del ruido para encontrar silencio. Darse cuenta de ello te convierte en el observador del ruido, del estruendo y solo entonces, cuando no te identificas con el movimiento mental, entras en contacto con la realidad y te enteras de que estás muy vivo desde el silencio donde reposa el ruido.




Ensoñaciones

Despertó o eso creía él, en una cama diferente, la misma pareja haciendo que dormía y el Aloe vera, muerto de sed en la repisa. En la radio hablaban otro idioma. Todo parecía igual pero como si un director de teatro hubiera movido el decorado de sitio.

Bajó a la calle y ahí estaban las mismas sonrisas ensayadas y el mismo juego: pretenden. Pretenden ser felices, importantes, pretenden encajar hasta desaparecer, parejas perfectas en público, concursos de titulaciones, caras de plástico que nunca envejecen, pretensiones de ser auténticos.

De pronto se vio reflejado en la cristalera de una cafetería y descubre su propia pretensión: sonrisa falsa, disimulo de autenticidad, una farsa que ya ni reconocía.

Despertó o eso creía él, en una cama diferente y se dio cuenta de que nunca perteneció. Ni a este sitio. Ni a estos pensamientos. Ni a este cuerpo…

“Si tratas de encajar… puede que lo logres y desaparezcas para siempre” (L.Resano)



Pérdidas

Tula se perdió ladrando a la tormenta y regresó mordiendo la vida sin correa ni dueños. El gran magnate alcanzó el cielo, pero al perder el suelo, se mareó y vomitó su fortuna. El fraile perdió la fe por alguna esquina del monasterio, años después la encontró junto a los harapos de un pobre en África. Rocío se quejaba de los problemas que le tocaba vivir, un día los perdió y empezó a morir de aburrimiento. Se busca un abrazo perdido en el fondo de una botella, con o sin resaca. La guitarra olvidó sus notas y entonces improvisó. El ansioso perdió el dogma y encontró la creatividad. El buscador perdió su vida y por fin empezó a vivir.

Quién no se moja, no pesca peces




26 agosto 2024

Belleza

 

Hojas rojizas, ebrias de otoño, bailan con el viento; un anillo de divorcio rueda libre. Los que miran al abismo a la cara, el cuerpo aceptado en su hermosa imperfección, donde no llegan las palabras y un sí bemol de piano que no necesita explicación.

Desnudos de prejuicios, hacer el amor a fuego lento, el abrazo abrazado, un plenilunio enfocando la soledad, ese ataque de risa compartida, un diálogo de miradas, el fracaso y su regalo, partículas flotando en el rayo de sol como estrellas efímeras.

El anciano cumple ahoras, el mar cantando su vieja canción, el lienzo interminable, la biblioteca que te lee, un rebaño de ovejas levantando polvo, la ausencia de importancia, que sí pero no pero sí, la pregunta correcta y los ojos que leen ahora estas palabras. Esas situaciones creadoras de belleza más allá de lo esperado. Si observas bien, lo cotidiano esconde una sutil belleza.



17 agosto 2024

Control

Me he comprado un reloj inteligente, si es que ese término no es una contradicción. Formo parte de la sociedad y he de adaptarme a ir entregando la poca inteligencia que queda a aparatos electrónicos. Así un día desapareceremos para siempre y la vegetación (que ya se está frotando las raíces) campará libre por la tierra.

Al principio, la cosa parecía prometedora, pulsaciones, pasos recomendados al día, salud, hasta una especie de asistente personal que te recuerda que respires cada dos minutos. Me parecía estar al borde de la perfección. Si seguía las recomendaciones del reloj, en poco tiempo podría negociar la inmortalidad con Doña Muerte. Si a esto le añades algún libro de autoayuda, puedes llegar a ser el adalid del bienestar.

Poco tardó en llegar el pánico; salud adecuada, comportamiento correcto, equilibrio mental… ¡Por Dios!  Me sentía como un muñeco programado para ser feliz, esa palabra que provoca tantos problemas y desencantos. Me falto poco para romper el reloj de un martillazo, pero la vida, al final te pone a tocar tierra.

Si la gente tiene miedo de sentirse incómoda, entonces ¿qué diablos estamos haciendo aquí? La vida es incomodidad pura, caos, perturbación y, tratar de evitarla es como intentar esconderse de una tormenta en medio del desierto. No se puede estar siempre cómodo, hay que saber estar en las emociones incómodas sin reprimirlas.

Así pues, después del empacho de tantos días saludables, seguí los consejos de Buda sobre el término medio de la manera más sensata posible: me preparé un par de huevos fritos con chistorra. Compensación, es decir, equilibrio de todos modos. Mientras saboreaba o equilibraba mi ánimo, pensé que, en lugar de leer otro libro sobre emociones, podría dar un paseo por el monte o quizá darme un buen meneo, que seguramente son medios igual de eficaces para disolver el maldito ego, la tontería y sin un reloj que te controle los hechos.



Salir de ti

El mero hecho de no querer preocuparse pone a la preocupación en el centro de tu existencia. Preocúpate y sigue adelante, no hagas esfuerzos por no esforzarte. Lo que crees que te da felicidad se convierte en un dictador, más importante que la propia felicidad y acabas siendo su esclavo. No busques lo que nunca has perdido, los dioses no están en templos ni retiros ni la espiritualidad en el pensamiento. Esos lugares están reservados para las fotos de Instagram.

No tienes razón en nada y no tienes culpa de nada, quizá responsabilidad. No hay familia, hay amor. Familia viene de famulus que significa esclavo. No eres más importante que una brizna de hierba, lo que crees que eres es una creencia, la realidad está más allá de la interpretación. No eres nada de lo que tienes ni tus méritos definen nada de ti, como no dan un premio a un jilguero por trinar. Trina porque le gusta o lo necesita y punto. Nadie va a otorgarte una medalla por tus quejas ni vas a ganarte un puesto en las olimpiadas del "todo me pasa a mí."

Cuando no estás en el centro hay energía, en el río con impurezas hay más peces, lo contenido acaba reventando, el secreto te acaba pudriendo y la inmensa fuerza que tienes está esperando. No importa si vuelas o chapoteas por el barro, sino cómo has decidido realizarlo. Tu corazón ardiendo, la mente serena y el alma guerrera.

Deja de quejarte y atrévete a ser sin aferrarte a nada. Olvídate de perseguir la felicidad, de los amaneceres románticos, que ellos están perfectamente sin ti. Ocúpate de la oscuridad y mírala directamente. Y cuando llegue el momento de coger el tren hacia el otro lado, que te pille sin mochila, ligero como una pluma y sin nada que lamentar.



¿Uno mismo?

Cuidado con decirle a determinada gente que hay que ser uno mismo. Primero hay que saber quién es uno ¿Qué tal si, de vez en cuando, intentamos ser otro? La vida se estanca con un “es que yo soy así” o “en mi familia somos asá” Hasta un gusano puede volar en modo mariposa, si no se conforma con “es que soy así, un arrastrado que anda por ahí matando el gusanillo” Incluso hay agujeros de gusano infinitos en el espacio.

Prefiero dos mil moscas revoloteando alrededor de un panal de rica miel, incluso una mosca cojonera, antes que un humano con sus ridículas paranoias identitarias y su "es que soy así". Hay demasiados “yo mismos” estancados en sus traseros mientras el mundo sigue girando. Prefiero mudar la piel como una serpiente o cambiar el color como un camaleón, según las circunstancias, antes que ser una piedra orgullosa de su inmovilidad. La próxima vez que te digan que debes ser tú mismo, pregúntales: ¿Y si ese "tú" es un completo imbécil?

Ser uno mismo está sobrevalorado. Si los gusanos se conformaran con ser siempre así ¡No habría ni una mariposa por los jardines! Imagina aceptar la inmovilidad, todavía estaríamos dudando si el fuego es una buena idea mientras el vecino se chamusca con una antorcha. La vida es un espectáculo y estamos aquí para actuar y cambiar, no para quedarse interpretando el papel de víctima toda la vida. Si un gusano puede volar… ¿Cuál es tu excusa para quedarte paralizado?



20 mayo 2024

El invento del tiempo

Entre sus temblorosas manos coge aquel pincel que trazaba historias de ausencias, momentos por ocurrir, óleo derramado sin lienzo. El tiempo, ese viejo traidor, escribe y borra historias, pero no puede acariciar el cuerpo desnudo que Ariadna pintó, los años pueden hacer temblar la mano, sin embargo, jamás impedirán que dos personas tiemblen de emoción en cualquier rincón del calendario.

Con aquel pincel rebelde, sin causa ni bandera, inmortaliza lo único eterno: el momento. El miedo al tiempo y la soledad son dos aliados infames que te recuerdan que eres tú quien los inventa y dibuja. No hay tiempo en el roce de dos almas perdidas, ni en el arce donde una ardilla hiperactiva vigila, ni en el paseo lento del anciano, tan joven como el viento que lo rodea.




La mejor realidad de sí mismo

Que no, que no quiero ser la mejor versión de mí mismo. Para empezar, no soy un programa informático que necesita actualizarse. Yo soy y punto. ¿Competir conmigo mismo para ser mejor que yo mismo? No me va. Prefiero ver cómo crece el césped ¿Y qué eso de la mejor? ¿Acaso no puedo tumbarme en el sofá y dejar pasar el tiempo mientras no rindo?

Hay momentos en la vida que uno necesita toda la energía, momentos de ayuda, amistad, trabajo, etc. Ser honestos con nosotros mismos y ya. Además, la mejor versión de uno mismo ¿no supone dejar de ser uno mismo para ser una versión? ¿Una abeja puede dar su mejor versión de abeja con la miel? O quizá será una abeja y punto, hace lo que sabe hacer sin el aplauso de toda la colmena.

Creo, sinceramente, que hay que ser la mejor realidad de uno mismo. Es más difícil, acostumbrados como estamos a instalarnos en el personaje, el disimulo, la máscara. Pero cuando consigues ser la mejor realidad de ti mismo, sin versiones de por medio es cuando empiezas a vivir.


Empuje vital

Está en el brote de una idea, el incansable empuje de la semilla, el abrazo de improviso, incluso en la enseñanza que la enfermedad enseña. Y qué decir de la seriedad con la que se divierte el niño o cuando pasamos de todo y disfrutamos de nada.

Todo eso reside donde no llega nunca el peregrino, allá donde se cae el anillo de divorcio, en la tempestad sin timón, en las notas que brotan del saxofón, cuando al sol se le olvida asomar, en el lugar donde viven las utopías y donde no te atreviste a ir.

Cuando necesites ese empuje vital, acuérdate de la inmensidad que hay dentro de una semilla y no de su diminuta apariencia. Acuérdate del potencial que hay en ti.


29 abril 2024

El cuadro sin mí

El viento esboza sus enigmáticas formas en los campos de cereal mientras un gavilán cojo va dando saltos en busca de alimento. Un roble mueve las raíces, al menos eso me susurraron sus hojas y una ardilla que no veo me tira una bellota; creo que para que espabile. Así que miro al horizonte y observo que oscurece, que viene la tormenta. ¡Qué olor más agradable a humedad! Así nos prepara la naturaleza para un concierto épico. Una pareja de uno (ya que solo una lleva la voz cantante, de soprano mandona) se acerca con miedo preguntándome si hay refugio cerca, que en el monte es peligrosa la tormenta. Les miento diciendo que muy cerca y se van las dos mujeres de la mano a la carrera.

El gavilán cojo ha capturado una presa. Parece que no está preso de su cojera. Los montes, la paleta de grises, la incansable lluvia, las fotografías que hacen los relámpagos, animales heridos, la muerte, el viento empujando… De pronto, dejo de pensar en mí y soy el viento, el gavilán, la tormenta y todo el cuadro.


La pregunta

No me gustan las respuestas,

el precio exacto, el amor perfecto,

la comida al punto, el bebé angélico.

Observo los naipes que formaban el castillo

caídos en cada sonrisa falseada,

disimulo en las relaciones,

deseos no confesados.

No, no me gustan las respuestas,

prefiero las preguntas sin responder

que zarandean tu existencia,

abrazando el caos,

ensuciándose las manos,

riendo sin sentido.

Así uno se encuentra,

a través de la fuga del ego,

de la anarquía del mí,

de la liberación de lo mío,

formulando la pregunta adecuada,

dejando que haga su labor,

sin que el diminuto y narcisista “yo”

responda con sus filtros,

sus nadas y naderías.

¿Y cuál es la pregunta?

Esa es la pregunta.



22 abril 2024

De palomas y realidades

Luis estaba emocionado con la novedad de las palomas el día de su cumpleaños.

-¡Mira mamá, mira! –gritaba emocionado –¡Vienen a saludarme!

Su madre sonreía hasta que la realidad hizo su entrada triunfal. Una de las hermosas palomas que sobrevolaban a Luis, decidió depositar su regalo de cumpleaños en forma de excremento encima del jersey nuevo que su padre le había regalado.

Empezó entonces un concierto de llantos y gritos en sol sostenido con ritmos in crescendo que espantó a algunas palomas kamikazes que planeaban con peligro sobre sus cabezas.

Mientras Luis lloraba, quizá, y solo quizá, estuviera aprendiendo que la belleza de una paloma reside en su naturaleza y no en las expectativas sobre ella.

Sus padres tenían dos opciones; echar el grito al cielo (que se lo llevarían las palomas) sembrando una obsesión en el crío, o normalizar lo normal, jersey incluido. Es decir, que una paloma es una paloma y no un objeto de expectativas. ¿Qué función haría una paloma de la paz si se limitara a volar y no fuera a cagarse directamente en todas las guerras?



Nube Roja

Y ahí estaba yo, con mi sombrero de juguete, como si fuera el sheriff encargado de mantener orden en territorio comanche. Yo, que era incapaz de matar una mosca, que las rescataba del cruento destino del insecticida. Ahí estaba confundiendo mi vocación, que era ser un indio libre y vivir en las montañas como Nube Roja, fumar en pipa y transformarme en águila dentro de un viaje místico.

Y ahí estaba yo, veinte años después, ya sin armas, pero el sueño intacto de que no se podía comprar el cielo ni poner fronteras a la naturaleza. Todavía podía definir el susurro que hace una hoja al caer empujada por el otoño y correr como un bisonte por las praderas.

Y aquí estoy yo, en medio de fronteras y la compraventa de la biósfera. Las moscas se acuerdan de mí y me saludan como si fuera su rey. La imagen se ha adueñado de un mundo en el que se educa para convertir a las personas en personajes amoldados. Todavía revolotea el águila por mi cabeza y nadie puede poner parcelas en el cielo; aquí estoy recordando las palabras de Nube Roja: ¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento? Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, el gran águila; éstos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia. Esto sabemos: La tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra.

Y aquí estoy yo, salvaje, mientras mi grito guerrero resuena en la jungla de asfalto.



06 abril 2024

Vacíos

En aquello que no escribo, habitan esas historias sin voz. Lo que anhela rugir en un silencio escondido. La presencia inevitable que esconde la ausencia. La posibilidad de desborde en un cuenco vacío. La luz que nunca se fue de mi presencia. En los huecos del tiempo se esculpe la forma y la forma es tan solo un eco del vacío.



29 marzo 2024

El tipo del espejo

De pronto, se encontró frente al espejo y observó que había envejecido. ¿En qué cuerpo estaba metido? Se dio cuenta que no debía ser el cuerpo, sino algo más.

Reparó que ya no subía las escaleras de dos en dos ni podía con más de una bolsa de la compra. Ni siquiera podía subir a su monte favorito sin una colección de resoplidos. Así que se dio cuenta que pensaba demasiado, con lo cual, tal vez no eran sus pensamientos los que lo definían, sino el tipo que los pensaba.

Por otro lado, se notaba más ligero. Le pesaba menos la cabeza y mira que era testarudo. Debía ser que estaba menos llena de pensamientos y más colmada de aceptación. ¡Solo era viejo el cuerpo! Cada día empezaba “ahora”  

En la neblina de la transitoriedad, caminaba con la espalda algo encorvada, pero sin ningún peso sobre sus hombros. Por fin se dio cuenta del gran misterio. La persona reflejada en el espejo no era él, solo era su cuerpo. Él era eterno.



21 marzo 2024

El fantástico mundo de las hipocresías

Para empezar, hablemos de la hipocresía más común: no creerse hipócrita. Es como si la sociedad se hubiera convencido de que es la única excepción a la regla. La hipocresía afecta a los demás, uno mismo es inmune por defecto.

Pasemos a las comidas de empresa y celebraciones varias, esos eventos donde las formas son más importantes que la relación real. Todos sonríen, pero en realidad están pensando: "¿Cuánto tiempo debo disimular antes de poder irme?" ¡Y no olvidemos los funerales! Incluso si no tienes ni idea de quién está en el ataúd, debes parecer afligido o serás etiquetado como insensible.

Hablemos de capitalismo y globalización. Al igual que este que escribe, ¿Ves ese teléfono móvil en tu mano? ¿Esa ventana portátil? Ambos son símbolos del capitalismo y la globalización que tanto criticamos. ¿No sería mejor callar mientras le damos buen uso?

También tenemos la libertad de expresión, ese concepto tan fantástico... ¡siempre y cuando estés de acuerdo con lo que se está opinando! ¿Disientes? ¡Prepárate para ser censurado por las mismas personas que difunden la libertad de expresión!

Sigamos con la obligación de manifestar con cara de bobos lo guapos que están esos renacuajos de unos meses susurrándoles tonterías incomprensibles.

Y qué decir de la educación en la competitividad. Ese teatro donde todos somos iguales, pero algunos más iguales que otros. Rivalidad encubierta.

Fomentamos espíritu de equipo mientras recompensamos a los que se ajustan al molde.

La hipocresía está en todas partes. Es como el oxígeno, invisible, pero omnipresente. Así que, la próxima vez que señales con un dedo, asegúrate de que no hay tres apuntándote. 



18 marzo 2024

La calma de no buscar calma

La preocupación se vuelve como un huésped no deseado cuando intentas desesperadamente desterrarla, así como la búsqueda obsesiva de la felicidad solo nos conduce al callejón sin salida de la frustración, porque intentar ser feliz descartando otras emociones es como pretender que un pez viva sin agua.

La verdadera tranquilidad se desvanece cuando la perseguimos con deseo. Es como tratar de mantener la calma en medio de un huracán; algo más propio de héroes mitológicos que de simples mortales

El momento, ese instante de gloria, se evapora cuando intentas capturarlo como si fuera una foto en Instagram. Estar presente en el acto y la emoción te convierte en el observador que siente, pero que puede observar lo que siente. Y la estupidez, sí, la estupidez que se aloja en la mente cuando tratas de conservar la fachada inmaculada del currículum, de la imagen; es como jugar al ajedrez con una paloma: no importa lo bien que juegues, la paloma va a tirar las piezas, ensuciar el tablero y darse por vencedora.

Nunca puedes ser lo que tienes, porque lo que tienes siempre puede cambiar más rápido que las opiniones de un político en tiempos de elecciones. Puedes usarlo, jugar con ello, pero no te identifiques con ello.

Aferrarse a una identidad y no aceptar la realidad es el inicio del sufrimiento. Pretender cambiar lo que jamás cambia y paralizar lo que siempre está cambiando es el camino más rápido para la ansiedad y el desasosiego.



16 marzo 2024

INDOMABLES

Mike deambula por el bosque harto de tantas tonterías que le toca soportar. Si se acerca al rebaño, éste se alborota; después de todo, un rebaño es una congregación de pensamiento uniforme, mientras que Mike va desaliñado como un rebelde sin causa. Jamás se molestó en tener una ideología ni la necesidad de identificarse. Tanto las manadas que habitan bajo el bosque como aquellas que dominan las altas montañas le menosprecian por ello. Su patria es el estiércol, la flor silvestre, un buen bocado, corretear, un buen meneo, vivir a su manera, la vida.

No busca favor a los poderes reinantes del bosque y ni siquiera se identifica con su apellido, linaje o todo lo que ha poseído. Pues Mike, cuando aparece la luna, sabe que no es Mike, su nombre es vida y aúlla libre como si no hubiera amanecer. Bajo los plateados reflejos y sombras que dibuja la luna llena, este lobo comprende su naturaleza salvaje, irreductible a la domesticación. El espíritu libre atrae almas libres, las sombras no existen, solo señalan que hay mucha luz. Es tan abrumador ser libre, incondicionado, desapegado e indómito, que algunos animales llamados humanos, prefieren estar domesticados. Un lobo no es un perro ni un tigre es un gato. 

07 marzo 2024

El viejo Aurelio pela borrajas en el porche mientras la tormenta murmura sus primeros avisos. Sus temblorosas manos, marcadas de cayos y manchas al mérito de la edad, recorren las hojas tiernas sacando finos hilos de verdura que caen al suelo como cuando caía en el ring de boxeo en sus tiempos jóvenes. Solo que ahora percibe mejor los colores, la intensidad, el olor a mojado, el sabor a derrota, el sonido del amor. Con 92 años, Aurelio, percibe menos deterioro de vida y menos decadencia en su mirada. Todo parece estar en armonía, en su lugar adecuado, en su silencio.

Las borrajas caen en el recipiente con agua mientras la tormenta grita fuertemente lanzando sus primeras gotas de vida. Pero Aurelio no se inmuta. Las manos de Aurelio pegaron duro, y la vida también le ha golpeado duro a él.

Sin embargo, en su vejez, no encuentra decadencia, sino una mayor conexión a la esencia misma de la vida. Cada momento lo absorbe con una intensidad renovada, sabiendo que levantarse siempre "valió la alegría", tal como solía decirle su madre. En medio del espacio y el silencio del porche, Aurelio encuentra su refugio, donde todo está en su justo sitio, donde la vida sigue su curso inexorable, y donde él, con cada borraja pelada, se sumerge más profundamente en el eterno fluir de la existencia.


05 marzo 2024

¿Pensamiento propio?

Escoges tus propios pasos o permites que la presión social dictamine tu camino ¿Actúas por cuenta propia o por lo que esperan los demás de ti? ¿Utilizas el pensamiento o te utiliza a ti?

En cada decisión, en cada acontecimiento, existe la oportunidad de ser coherente contigo mismo o sucumbir a las expectativas del entorno. La libertad reside en aceptar las consecuencias de todo lo que ocurre sin evitarlas y en ser conscientes de quién dirige la mente.

No permitas que el ruido exterior apague tu voz interior. Escucha tus ambiciones, persigue tus sueños (o más bien, permite que te alcancen) y vive de acuerdo con tu propia ética. Esa es la naturaleza de la autenticidad. Darse cuenta de si estoy pensando por mí mismo o están pensando por mí. ¿Y quién piensa por mí? El pasado, las ganas de encajar, los miedos o la presión social. Debemos tomar las riendas de nuestras vidas y navegar hacia nuestro propio universo, sin dar demasiadas vueltas ni dejar que otros dicten nuestro rumbo.



22 febrero 2024

IMPULSO

Cogiendo impulso con los pies embarrados. Solo así se percibe la esencia de lo que yace más allá. Un pato mareado sigue siendo un pato, un leopardo herido sigue siendo una fiera, una hormiga sin patas sigue siendo una hormiga. El ser humano se desploma cuando opta por apartarse de la batalla, retirarse, rumiar sus emociones. No existe fuerza más colosal que la que yace en el acto de desprenderse de uno mismo.

Cuidado al querer domar a un lobo, no esquives la tormenta o nunca sabrás qué es la calma. Eres tu único adversario, el pez es el último en enterarse qué es el agua. Lo que te sucede, sí, eso, simplemente te sucede, ahora, ¿qué diablos piensas hacer al respecto? Ahí reside la auténtica energía, en lo que haces con ello.

A veces somos marionetas que se rebelan contra sus hilos, pero.. qué comodidad hallamos en esa sumisión. Eleva la mente, corta esos hilos, nada es seguro, y justo ahí, en ese caos, encontramos la armonía. En el lodazal es donde florece la verdadera sustancia.



10 febrero 2024

Observar sin más

En el exótico reino de Bután, donde la felicidad es tan común (según su constitución) como los taxistas en Nueva York, un loro, decidido a hacer más ruido que un político en campaña, decidió soltar su cháchara como si estuviera en una fiesta de karaoke. Un gavilán no tardó en hacerle un favor a la comunidad al convertir al loro en su cena gourmet del día. La naturaleza, siempre tan eficiente en enseñarnos lecciones sobre el exceso de palabrería.

Cerca de un apacible templo budista, un mono, ansioso por atraer más miradas que una estrella en la alfombra roja, se dedicaba a hacer muecas imitando a los monjes. Sus travesuras no pasaron desapercibidas para el leopardo de las nieves, quien, con la elegancia de un bailarín en un paso perfecto, decidió llevarse al mono para añadir un toque de drama a su almuerzo en lo alto de un árbol cercano.

El sigilo y la paciencia, al final, logran derrotar a la inquietud, el silencio prevalece sobre el parloteo, la aceptación domina sobre la inconsciencia y la observación, sin duda, supera la confusión de confundirse o identificarse con lo observado. La vida, como siempre, nos ofrece su sabiduría paradójica, recordándonos que el caos y la serenidad coexisten en el mismo escenario, esperando pacientemente a que el observador comprenda que nunca será lo observado, aunque sea parte activa del espectáculo. Observar sin más, sin interpretar, la realidad tal cual es no tal cual somos, pues entonces filtraremos la realidad con la observación de todo nuestro pasado, perdiéndonos en lo virtual.



Navegando pese a...

El señor Gudrun, de nariz afilada y 85 años tallados por el tiempo, llevaba un terminal diagnóstico dentro de su cuerpo, pero en su mente, era un guerrero indomable. Removía su barca por los sinuosos fiordos, evocando los días en que él y su amigo Olaf jugaban a desafiar las costas inglesas, emulando a Ragnar y Erik. El frío era intenso, pero ya no tenía dominio sobre su piel curtida por batallas pasadas.

Su embarcación surcaba la bruma de la fría mañana, capitaneada por un marinero cuyo cuerpo había envejecido, pero cuya mente seguía tan aguda como el filo de una espada. En ese viaje, el timón era manejado por la mente, guiando los recuerdos de una vida llena de aventuras. Gudrun rememoraba cómo, junto a Olaf, buscaban el legendario martillo de Thor en los meandros de los ríos, y cómo visitaban a Astrid e Ingrid al otro lado de la orilla, exhibiendo su destreza como guerreros en busca del Valhalla, aunque lo que más ansiaban era el primer beso.

Cuando regresaba a puerto, Gudrun, con sus ojos inquietos y la misma chispa de juventud que había conservado, se encontraba con que ahora tenía 20 años menos. Mañana, sin falta, volvería a lanzarse a las aguas, pues para él, la vida era un constante navegar, un desafío contra el viento, las mareas, la enfermedad y cualquier sorpresa que el destino pudiera depararle. Después de todo, un barco no está destinado a quedarse anclado en el puerto; su esencia reside en surcar los mares de la existencia, aceptando y desafiando cada obstáculo que se presente en su camino.



25 enero 2024

Determinación

En el juego del tablero, donde cada pieza alardea de su destreza y nobleza, el peón, el menos glamuroso de todos, se erige como el héroe silencioso que renace al alcanzar su destino. Ninguna otra pieza puede transformarse al llegar al final del tablero. No tiene la majestuosidad de los saltos de un caballo, ni la fortaleza inquebrantable de una torre, ni la astucia deslizante de un alfil, ni abarca todo como una reina. Este humilde peón avanza, paso a paso, sin alardes. Es el líder de los que no encajan, no tiene súperpoderes y solo mira de frente.

La magia reside en su capacidad para transformarse, para comprender que el mañana es hoy, que el único adversario real es su propio ser, y que la verdadera chispa motivadora reside en el simple acto de ser, no en poseer. Actitud y determinación. Con eso le basta.

Avanza, sin importar lo que suceda, sin importar quién caiga en el tablero. Sigue y sigue y, además… sigue. Llegará un día en el que ya ni siquiera serás el peón que atravesó el campo de batalla. Llegará el día en que te des cuenta de que eres, ni más ni menos, el tablero mismo, observando con libertad el juego del que antes formabas parte, liberado del peso del pasado. En ese momento, comprenderás que la verdadera victoria está en el renacimiento constante, en la evolución imparable hacia la autenticidad.